Salud
Sustancias eternas que contaminan tu salud
Personas de los países industrializados tienen sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas en su organismo
21 de febrero de 2022
EEUU.- Se las conoce como “sustancias químicas eternas” (forever chemicals) debido a su persistencia en el medio ambiente. Pero es que además son tóxicas y se acumulan en los tejidos de los organismos vivos, aumentando su concentración según ascienden en la cadena alimentaria.

Hablamos de las perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, un grupo de miles de sustancias químicas de extendido uso en aplicaciones industriales y de consumo, como las espumas para sofocar incendios y los revestimientos hidrófugos y lipófobos para textiles, papel y utensilios de cocina.

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El problema es que prácticamente todas las personas de los países industrializados tienen sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas en su organismo.

Y que la exposición a estos productos se ha asociado a lesiones hepáticas, hipertensión, disminución de la respuesta inmunitaria, disminución de la fertilidad, menor peso al nacer y cáncer testicular y de riñón.

Así lo explica David Boyd, relator especial sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionados con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible, en un último informe que recoge el boletín de noticias de Naciones Unidas.

De acuerdo con el autor, en la Unión Europea los costos relacionados con la salud que se derivan de las sustancias eternas perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas oscilan entre los 52.000 y los 84.000 millones de euros anuales, mientras que los costos de tratamiento y recuperación del suelo y las aguas contaminadas van de los 10.000 a los 170.000 millones de euros.

Otras formas de contaminación más conocidas proceden de la extracción, el procesamiento, la distribución y la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), que producen ingentes volúmenes de contaminación y sustancias químicas tóxicas.

Los combustibles fósiles, refieren, son también la principal materia prima de las industrias petroquímica y del plástico, altamente contaminantes.

La agricultura industrial contamina el aire, el agua, el suelo y la cadena alimentaria con plaguicidas, herbicidas, fertilizantes sintéticos y medicamentos peligrosos.

Otras industrias que producen enormes volúmenes de contaminación y sustancias tóxicas son la minería y la fundición, la industria manufacturera, el sector textil, la construcción y el transporte.

Zonas de sacrificio
En el texto se menciona también la existencia de “zonas de sacrificio” medioambientales, lugares cuyos residentes sufren consecuencias devastadoras para su salud y ven violados sus derechos por vivir en focos de polución y zonas altamente contaminadas.

En relación a esta cuestión, el relator de derechos humanos pide su limpieza y llama la atención sobre la intoxicación que sufre el planeta.

De acuerdo con David R. Boyd, la contaminación y las sustancias tóxicas «causan al menos nueve millones de muertes prematuras, el doble del número de muertes causadas por la pandemia en sus primeros 18 meses”.

De hecho, apunta, una de cada seis muertes en el mundo está relacionada con enfermedades causadas por la contaminación, una cifra que triplica la suma de las muertes por sida, malaria y tuberculosis y multiplica por 15 las muertes ocasionadas por las guerras, los asesinatos y otras formas de violencia.

Sustancias eternas: el planeta se intoxica
Y es que según Boyd, «la intoxicación del planeta Tierra se intensifica”, y aunque señala que hay algunas sustancias que se han prohibido o cuyo uso se está eliminando, la producción, el uso y el desechado de productos químicos peligrosos, en general, sigue aumentando rápidamente.

Cada año se emiten o vierten cientos de millones de toneladas de sustancias tóxicas al aire, el agua y el suelo.

La producción de sustancias químicas se duplicó entre 2000 y 2017, y se espera que se duplique de nuevo para 2030 y se triplique para 2050, produciéndose la mayor parte del crecimiento en los países no miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el resultado de este crecimiento será un aumento de la exposición a los riesgos y un empeoramiento de las repercusiones para la salud y el impacto ambiental.

“El mundo está pasando apuros para hacer frente a las amenazas químicas de antes y de ahora”, dice Boyd, que ha contado con el apoyo para su informe del relator especial sobre las implicaciones para los derechos humanos de la gestión y eliminación ambientalmente racionales de las sustancias y los desechos peligrosos, Marcos Orellana.

Por ejemplo, el plomo se sigue utilizando de forma generalizada a pesar de que se conoce desde hace tiempo su toxicidad y sus devastadoras consecuencias para el desarrollo neurológico en la infancia.

Entre los motivos de preocupación recientes figuran las citadas sustancias eternas, los alteradores endocrinos, los microplásticos, los plaguicidas neonicotinoides, los hidrocarburos aromáticos policíclicos, los residuos farmacéuticos y las nanopartículas.

En el informe, que será presentado al Consejo de Derechos Humanos, el relator hace una serie de recomendaciones a los Estados, entre ellas desintoxicar urgentemente las zonas de sacrificio y eliminar las injusticias ambientales. (EFE)
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VÍA Sabrina Miranda
FUENTE Editoría de Notitarde