En el marco de la investigación, 280 adultos jóvenes (con una edad promedio de 26 años) fueron asignados a una de las cuatro tareas de ocho minutos diseñadas para desencadenar una respuesta emocional relacionada con la ira, la ansiedad, la tristeza o la neutralidad.
Antes, durante y después de las actividades, los científicos evaluaron "la salud endotelial" de los participantes, incluido el índice de hiperemia reactiva (RHI, por sus siglas en inglés). Quienes experimentaron ira tuvieron un deterioro en su RHI de hasta 40 minutos luego de la experiencia inicial de la emoción.
Asimismo, los investigadores encontraron que los sentimientos de ansiedad y tristeza no provocaban el mismo resultado.
"Vimos que evocar un estado de ira conducía a una disfunción de los vasos sanguíneos", señaló el doctor Daichi Shimbo, autor principal del estudio. "La investigación de los vínculos subyacentes entre la ira y la disfunción de los vasos sanguíneos podría ayudar a identificar objetivos de intervención eficaces para las personas con mayor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares", agregó.