Unos de los principales beneficios del jugo de arándanos es que tiene como función impedir que las bacterias dañinas se adhieran a los dientes, por lo que los protege de enfermedades periodontales (infecciones que destruyen las encías).

Además, eliminan la capacidad que tienen las bacterias de formas biopelículas, las cuales causan daño a la placa dental, lo que también es malo para los tejidos que se encuentran alrededor de la boca de los pacientes.

Las propiedades de esta bebida también benefician a la desinflamación de las encías, según su estudio publicado en la revista especializada Journal of Agricultural and Food Chemisty. Aunque, cabe mencionar que esto debe ir acompañado de una buena higiene bucal para que sus propiedades curativas tengan efecto.

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De acuerdo con un estudio de la revista Current Developments in Nutrition, la ingesta equivalente a una taza de arándanos frescos puede beneficiar la salud de hombres con sobrepeso con diabetes tipo 2. Además, se mostraron niveles significativamente menores de triglicéridos en suero después del consumo de este fruto.

Esta bebida es rica en flavonoides, el cual es componente que tiene propiedades antioxidantes que evitan procesos de oxidación en las arterias. Por ese momento, permite disminuir las probabilidades de padecer de acumulación de grasa, calcio, y colesterol de la sangre, por lo que reduce los niveles de glucosa en el organismo.

Según una investigación del 2021 publicada en la revista Neurology Journal, aquellas personas que incluyen en su dieta diaria al menos media porción de alimentos ricos en flavonoides como arándanos o fresas, podrían reducir su riesgo de sufrir un deterioro cognitivo en un 20%.

El consumo de esta fruta puede prevenir la demencia en la vejez, de acuerdo con una publicación en Nutrients. El líder de este estudio, el psiquiatra Robert Krikorian llegó a esta conclusión luego de reunir a 33 pacientes de Cincinnati de entre 50 y 65 años que tenían sobrepeso, prediabetes y habían notado una disminución leve de la memoria. Estos participantes se abstuvieron a comer otras bayas y solo dirigieron arándano durante doce semanas en el desayuno o la cena.

Tras el análisis, se demostró que estas personas tenían niveles más bajos de insulina en ayunas, por lo que su función metabólica mejoró y podían quemar grasa más fácil. No obstante, el especialista señaló que la muestra era muy pequeña “por lo que será importante reproducir estos hallazgos, especialmente por parte de otros investigadores”.