Así mismo es importante crear una atmósfera de confianza y apertura, y que transmita a los niños el mensaje de que no hay una manera correcta ni equivocada de sentirse. Además, Gallo recomienda el uso de analogías y elegir un espacio adecuado para dar la noticia.

Sin embargo, la capacidad de un niño para entender la muerte –y la manera en que usted deberá enfocar el tema- va a variar de cuerdo a la edad del niño, teniendo en cuenta, que cada niño es único.

¿Cómo pueden los adultos ayudar de la manera más saludable?

Para la doctora Gallo, es necesario que el niño viva la etapa de duelo con todos sus matices. “Si quiere llorar, déjelo que llore. Que el niño viva su etapa de tristeza, de llanto a pesar de que al principio no quiera aceptarlo”.

A muchos padres les preocupa que sus hijos sean testigos de su dolor y su tristeza, que le ven llorar una muerte, por lo que recomiendan, que les permitan a su hijo(a) ver su dolor, ya que le estará enseñando que llorar es una reacción natural ante el dolor emocional y la pérdida. Esto llevaría a que se sientan más cómodos cuando expresen sus propios sentimientos.

“Es recomendable tener empatía con los niños porque experimentarán cambios de ánimos constantes, y la emoción que puede predominar es la tristeza”, no reprimirlos ni engañarlo, porque de acuerdo a la psicóloga, “tarde o temprano ante un vacío de información no sabrá como procesar esa ausencia”.

¿Está bien darle tiempo a solas?

Dependerá de cada niño y de la edad que tenga. Los niños pequeños entran y salen del proceso de duelo, por lo que está bien dejar que jueguen solos en una habitación siempre y cuando un adulto esté cerca en caso de que vuelvan al duelo.

Según Elisabeth Kübler-Ross, el duelo consta de negación, ira, negociación, depresión y aceptación. En donde primero el niño no acepta, luego se enfadan buscando echarle la culpa a algo o alguien.

En la negociación, creen poder evitar el cambio de alguna forma y el niño puede entrar en la etapa de depresión, cuando empieza a asumir la irremediable pérdida. Al final, llega la aceptación, que aporta un estado de calma y serenidad.

“El tiempo de soledad de un niño hay saberlo manejar y establecer ciertas pautas (…) hay que tener un respeto por esa tristeza”, expresó Gallo, en la que el adulto debe aceptar que le niño tiene que reconocer el duelo para poder transitarlo, establecer además, que este proceso no es lineal y que cada caso es diferente.

¿Cuándo se es preciso buscar ayuda profesional?

Gallo, indica que el momento para buscar ayuda profesional es cuando el niño se estanca en la tristeza por un tiempo indeterminado donde su vida va cambiando. “Se debe estar atentos, incluirlos y comprender su dolor, pero, enseñarles que su rutina continua igual” en la medida de lo posible.

Sin embargo, aclara que los duelos para poder superarse dependerán de la importancia o cercanía que tenía el infante con la persona fallecida. “No podemos establecerle que en seis meses ya haya superado la perdida y no sienta tristeza”.

“Los cambios –que tenga el niño- determinan la búsqueda de ayuda profesional”, por ejemplo; la pérdida del apetito, no dormir, tristeza constante y “sobre todo la irritabilidad” o molestia que expresen.

Diversos estudios, recomiendan que es importante conmemorar a la persona que murió para hacerlo parte del proceso de duelo y de sanación.

Compartir recuerdos o mencionar el nombre de la persona que murió, son acciones con sum importancia para que el menor sepa que no está prohibido hablar de esa persona y recordarla, pero si sugiere quitar las fotos durante un tiempo. (Kariangel Parababi)