“Lo considero un buen ejemplo para ustedes”, afirmó el Pontífice en su discurso a este organismo, que agrupa a más de dos millones de profesionales de la salud.
León XIV quiso poner en valor cómo el llamado médico de los pobres supo “compaginar su alta competencia médica con su dedicación a los más necesitados”.
El Santo Padre arrancó su discurso recordando la memoria litúrgica de los Santos Ángeles Custodios, vinculándola a la misión de los médicos, llamados —dijo— a acompañar, cuidar y proteger la vida de quienes sufren. “El diálogo, la comunicación y el contacto físico siempre han de estar presentes en la relación terapéutica, más allá de los instrumentos y herramientas que se utilicen”, señaló.
Citando un pasaje del Evangelio de San Marcos, el Papa destacó que Jesús “no sólo curaba con un gesto, sino que establecía una relación personal con los enfermos”. Esa actitud, añadió, es un modelo para quienes ejercen la medicina, pues “el que no podía ser tocado encuentra en una caricia de Jesús la salud y la salvación”.
El Pontífice también se refirió a los desafíos que plantean las nuevas tecnologías en la práctica médica. Así reconoció que la inteligencia artificial “puede y debe ser una gran ayuda para mejorar la asistencia clínica”, pero advirtió que “nunca podrá ocupar el lugar del médico, porque ustedes son reservas de amor, que llevan serenidad y esperanza a los que sufren”.
Finalmente, encomendó a los profesionales sanitarios a Cristo y a la Virgen María deseándoles fortaleza para afrontar “los grandes y estimulantes desafíos” de la medicina contemporánea.