País
Día de las Madres: Una fecha difícil de reemplazar a pesar de la distancia
Si bien emigrar es una decisión propia, quienes lo hacen están dispuestos a vivir sentimientos de ausencia, miedo y extrañar sus cotidianidades
14 de mayo de 2023
País.- El amor de las mamás por sus hijos va más allá de lo incondicional, no mide distancia, ni barreras mucho menos algún tipo de condición, por eso el sinónimo de la palabra madre debería ser amor inquebrantable

En Venezuela cada segundo domingo de mayo se celebra el Día de las Madres, para enaltecer el rol de las mujeres que asumieron está difícil tarea con gran responsabilidad. 

Dejos de sus madres por un futuro mejor en otro país

Desde 2015 la migración venezolana comenzó a crecer año a año, de acuerdo con datos que maneja Naciones Unidas, al día de hoy, se calcula que son unos siete millones de venezolanos migrantes y refugiados en el mundo, que dejan seres queridos y afectos atrás.

Así es la historia de estos protaginistas que hoy nos relatan cómo ha sido estar lejos en el Día de las Madres.

José, una migración casi obligada

Ha recorrido varios países en los últimos años, inició en Colombia y ahora, va por Perú. Aunque la distancia siempre ha estado presente en la vida de José, pues de joven jugó beisbol y lo llevó a vivir en Dominicana y Estados Unidos, sin embargo, sabía que estar lejos de su mamá, era por un sueño.

Las distancias eran diferentes con un costo emocional diferente. Cuando jugaba beisbol sabía que lo hacía por algo que quería y no por una necesidad, duele estar lejos de la familia”, expresó. Asimismo, señala que “no se acostumbra a estar lejos en fechas especiales, como el Día de las Madres”.

“Cuando los hijos deciden partir hacia otro país, las emociones tantos del que se queda como el que se va, va a depender de la relación que tengan, no es algo lineal y no en todas las personas se experimentan las mismas emociones”, explica la psicóloga, Lina Gallo.

Como es el caso de él, cuando estuvo en Colombia regresó a Venezuela con un poco de dinero ahorrado, feliz y con la esperanza de por fin quedarse a intentarlo junto a su “gran motor”, su mamá, en un país con crisis económica aguda.

Tiempo después, unas malas decisiones económicas llegaron junto con la condición de salud que presentaba su mamá, escaseó el dinero y nuevamente contempló la opción de migrar.

A casi un año, le informó a su madre que saldría a buscar mejores oportunidades además de ayudar con los gastos de salud que ella requería. Salió una vez más sin dinero aventurado hasta Perú, donde aún reside después de dos años.

Trabajo, trabajo y trabajo. Aunque no estoy mal, y puedo ayudar a mi familia me siento vacío”, una declaración cargada de emociones y de duelo por no estar donde está lo más importante, su familia.

La familia fragmentada de Cristian

“Mamá, me voy”, le dijo Cristian hace cuatros años a su madre. La decisión de mudarse a Chile ya estaba tomada, “de que saliera del país, le veía lógica por su crecimiento laboral, personal y la inseguridad tan fuerte que en aquel momento vivíamos”, así lo recuerda la señora Onaldys, mamá de un migrante. 

La decisión de salir como migrante implica un duro proceso de adaptación y reacomodamiento para los padres; por el síndrome del “nido vacío”, lo que deriva mucha vece en un duelo, como sucedió en la familia de Cristian, al ser un núcleo de cuatro miembros siempre se mantuvieron unidos hasta la migración.

Onaldys, recuerda con nostalgia la primera distancia con su hijo mayor, "me pegó la primera separación que fue llevarlo al preescolar y lo tenía al frente de la casa, después me pegó mucho cuando salió a la universidad, imagínate la idea de viajar a un país tan lejano al nuestro” dijo.

Cristian, por su parte dice que aún recuerda y extraña los días especiales, como el Día de las Madres "a quien tengo tanto que agradecerle (...) es duro pero se que aquí tengo un mejor futuro".

El duelo migratorio

La psicóloga Gallo, recomienda que las personas que migran deben "revisar los apoyos sociales", para que cada persona sepa "con qué cuenta" los miembros de la familia que se quedan. 

"Me duele muchísimo saberlo sólo, sin ninguno de nosotros que en su momento le de un abrazo y le dé ese ánimo necesario que se que debe tener", es parte de lo que expresa Onaldys, al tiempo que señala que gracias a las redes sociales ayudan a mitigar esa distancia "pero no es nunca igual". 

Si bien emigrar es una decisión propia, quienes lo hacen están dispuestos a vivir sentimientos de ausencia, miedo y extrañar sus cotidianidades.

Hablar, mantenerse en un contacto lo más cercano posible y expresar las emociones, son algunas de las recomendaciones dada por profesionales y que favorece ponerlas en práctica.

El amor todo lo puede

A todos aquellos jóvenes que se encuentran en distintas partes del mundo, a la mayoría de ellos que están sin sus madres; hágale saber siempre a sus madres, a la madre de sus hijos (para los que tienen) el rol importante e irremplazable que hacen día con día, agradezcan su amor, su apoyo y la inconsidionalidad; recúerdala en ese abrazo y en ese beso, en esa última bendicón dada en persona y mantega viva la llama de la fe y de la esperanza en que el reencuentro se dará y para cuando llegue, no olvide abrazarla y decirle "gracias máma por darme mucho".


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VÍA Kariangel Parababi
FUENTE Editoría de Notitarde