Agregó que a China se le presenta "una oportunidad de coexistencia de oportunidades estratégicas con riesgos y desafíos condicionada por factores externos que China deberá ir sorteando".
En este sentido, Sanz dijo que el modelo chino “implica aumentar el consumo interno de la población a altísimo nivel y tratar de desarrollar las nuevas tecnologías disruptivas que pueden convertir a China en un país de alta innovación, un propósito que se plantea la nación asiática para los próximos 5 años”.
Dijo que “entre sus lineamientos están aumentar la oferta y la demanda interna con un desarrollo económico a dos manos lo cual supone y esto es una visión keynesiana, por el lado de la oferta, dar mayor calidad a los productos y por el lado de la demanda, colocar más dinero en la mano del consumidor para realizar aquello que Keynes llamaba la demanda agregada efectiva».
La reivindicación del marxismo
¿Qué tiene que ver eso con el marxismo que fue claramente reivindicado en este Congreso?, preguntó Schémel, a lo que su invitado respondió: "el marxismo plantea que una de las grandes limitaciones del capitalismo además de la acumulación y centralización del capital es la regresión de los salarios. Marx decía que el capitalismo entraba en crisis porque los salarios iban a tender bajar en la medida que el capital se acumulaba en pocas manos y que esto iba a ser motivo de generación de crisis".
Por lo tanto, para Sanz, el socialismo se construye sobre la base del desarrollo precedente del capitalismo. “Cuando Xi Jinping alude a la chinización del marxismo, se refiere a la adaptación de la formulación teórica general del marxismo a la realidad de China, muy enraizado con su cultura milenaria y esto nos indica la vigencia y la importancia de los valores tradicionales de la cultura popular china a la hora de trazar su plan de desarrollo futuro”.
Dice que lo más importante es entender que el socialismo se construye a partir de las realidades mundiales. “China se metió en la globalización, entendió que lo que había producido Europa en Occidente no era solo realización de un modelo, era la acumulación de un acervo histórico de la humanidad. China entendió que tenía derecho a participar de ese desarrollo que creó la evolución humana”, expresó.
En segundo lugar, agregó, es importante asimilar que es posible combinar justicia social con economía de mercado socialista. “La aplicación de su modelo permitió a China hacer justicia social eliminando la pobreza, al tiempo que fortalecía su sistema económico local. El secreto para hacer esto fue la direccionalidad del Estado, el rol del Estado que derrumbó la tesis que, si intervenía o moderaba la economía, ésta fracasaba, ésta decrecía. Ambas tesis, la de la derecha y la de la izquierda de décadas atrás, fueron derrumbadas en el escenario chino”.