Opinión
Rubén Limas Telles: Navidad: un momento para la reflexión
En este contexto de dificultades, la Navidad funciona como un faro de esperanza
26 de diciembre de 2025
Opinión.- Para quienes creemos en la paz y el diálogo, la Navidad es una oportunidad para renovar los principios de solidaridad, justicia y amor.

En este contexto de dificultades, la Navidad funciona como un faro de esperanza. Los gestos de solidaridad —la ayuda comunitaria, las donaciones, las cenas compartidas— muestran la capacidad colectiva de resistir y cuidarnos unos a otros, rasgo propio del pueblo venezolano. Las imágenes religiosas y las tradiciones nos brindan consuelo y un marco para dar sentido al sufrimiento, y al mismo tiempo nos permiten proyectar deseos de renovación, fe, esperanza y tranquilidad.

En Venezuela, la Navidad no solo conmemora un acontecimiento religioso: fortalece la fe popular y la esperanza social. Es un tiempo en el que la memoria histórica, la identidad cultural y la voluntad de ayudarnos se entrelazan para sostener el tejido social.

A lo largo de dos mil años, la Navidad ha ido incorporando creencias, prácticas y símbolos de diversas culturas. Hoy es una celebración plural: para muchos es la conmemoración religiosa del nacimiento de Jesús; para otros, una fiesta cultural centrada en la familia y la generosidad; y también es un fenómeno social que trasciende fronteras.

Sus orígenes se remontan a las primeras comunidades cristianas; la fecha del 25 de diciembre se fijó formalmente en el siglo IV del Imperio Romano, en un momento en que convivían tradiciones vinculadas a las fiestas romanas y a celebraciones del solsticio de invierno. Desde la Edad Media, la Navidad se enriqueció con ritos litúrgicos (misa de medianoche, villancicos), representaciones (misereres, belenes) y tradiciones populares que varían según la región.

En Venezuela, la Navidad es una mezcla profunda de raíces indígenas, africanas y europeas. Desde la Colonia, la celebración del nacimiento de Jesús se fue transformando en una fiesta comunitaria que trasciende lo litúrgico: es un tiempo de encuentro familiar, de solidaridad y de reconstrucción de lazos en una nación marcada por procesos políticos, económicos y sociales complejos. Por unos días se busca dejar de lado las diferencias para abrazarnos, pedir y agradecer, anhelando tanto bienes materiales como consuelo espiritual.

En estos tiempos convulsos elevamos nuestras plegarias por el reconocimiento de todos los actores, por el reencuentro de las familias venezolanas dispersas por el mundo, por un diálogo social auténtico y por la restauración de una democracia plena.

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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Rubén Limas Telles