Opinión
Ahí el Ágora: Cristo Salvador y Príncipe de Paz
El médico y evangelista Lucas en su capítulo 2, describe la majestuosidad de cómo evoluciona la llegada de un ser único a las vidas de los lugareños y más allá de los linderos geográficos
23 de diciembre de 2025
Opinión.- Cristo, el Señor era la noticia y el evento impactante anunciado por un ángel. No era una simple noticia que se le daba al pueblo en presencia de los pastores que vigilaban y cuidaban el rebaño. Cuando se anuncia el nacimiento del bebé no se estaba dando las buenas nuevas en tiempo futuro, que en los próximos días Israel o mejor dicho la raza humana iba a contar con un Salvador; sino que se habla en tiempo presente, que ya el niño nacía siendo un Rey y un Salvador, porque proviene de la voluntad directa del Padre Celestial.

El médico y evangelista Lucas en su capítulo 2, describe la majestuosidad de cómo evoluciona la llegada de un ser único a las vidas de los lugareños y más allá de los linderos geográficos. En el benevolente y angelical anuncio hecho está la promesa cumplida de que nos nacería un Rey que haría justicia y acciones salvíficas, siendo este un plan perfecto a favor de las sociedades.

“Que os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor” (vers. 11). La impronta o el ADN superior ya estaba en el bebé nacido y puesto en un pesebre, con la proyección de alcanzar a la humanidad por amor. El proyecto de salvación ya venía condensado en la criatura, y, en ese plan ya nosotros también formábamos parte. Dios nos ha tenido siempre en sus pensamientos.

Mientras el primer ángel daba el anuncio, una multitud de los ejércitos celestiales se les unían y glorificaban, (vers 13). Los pastores presentes pudieron ver la reverencia de los ángeles al alabar a Dios. Significa esto que todos en la tierra debemos también proclamar su nombre y alabar al Todopoderoso, al Cristo invencible, al Redentor. Jesús como Príncipe de Paz estuvo en sus 33 años o casi 33 años dando paz a Roma y a su Imperio que no había alcanzado la paz completa antes, por ser de economía esclavista, adoradores de dioses falsos y por ser exageradamente pragmáticos y salvajes hacia la ciudadanía; solo Jesús la daba (la paz) y la sigue dando hoy día.

El impacto que tuvo en aquel momento la noticia del nacimiento del Salvador, debe tener su potente repercusión en la actualidad. Debemos en la tierra, en nuestro país y ciudades permitir que nazca en nuestras mentes y en especial en nuestros corazones el único que puede hacer la verdadera justicia. La única paz verdadera, es la que nos ofrece Jesús, porque es el Príncipe de Paz de toda la tierra y de los gobernantes.

En Cristo se salva el alma, se salva la vida. También en el nacimiento del verdadero, que es Jesús, se salvan las familias, se salva la economía de una nación, mejora y se compone todo lo que está torcido en el hogar, como en los distintos liderazgos sociales, religiosos y políticos. Esta buena noticia de su nacimiento no solo en navidades, sino siempre, debe llegar a los corazones más endurecidos y al más grande de los violentos y corruptos.

El nacimiento de Jesús, el Salvador debe ser para que toda la humanidad piense y se acerque para verlo no solo en un pesebre, sino para verlo y sentirlo actuar en nuestras vidas. Debemos ser testigo de su nacimiento en nuestro ser y engrandecerlo a Él, alabarlo, perfumarlo con nuestras acciones, porque ha llegado la verdadera felicidad, la liberación, la fiesta, ha llegado, ha nacido la salvación.

Sí, se puede amigo lector (a), es por aquí la plaza pública comunicacional!

Otrosí o nota: Aprovechemos la ocasión para bendecir el nombre de Jesús. Nuestro país necesita darle paso al nacimiento del sublime, del justo; no hay manera de reconciliación genuina, de paz verdadera, si Jesús no es el centro de todo.
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Lister Monteverde Pérez