Con corazón petrolero: Todo es por el petróleo
El gobierno estadounidense suscribió la primera Orden Ejecutiva contra nuestra nación, considerando a Venezuela una “amenaza inusual y extraordinaria para la Seguridad Nacional y la Política Exterior de los EE.UU.”
Opinión.- El día de ayer el mandatario estadounidense Donald Trump expresó léase bien; deliberada y delirantemente su deseo por el petróleo venezolano, tanto así que en su publicación vía Twitter la palabra oil se contabiliza cinco veces. En su cuenta expresó (líneas traducidas al español); "Venezuela está completamente rodeada por la Armada más grande jamás reunida en la historia de Sudamérica. Esta solo crecerá, y la conmoción para ellos será como nunca antes la han visto, hasta que devuelvan a EEUU todo el petróleo, las tierras y otros activos que nos robaron previamente…".
¡Ya va!........, el Sr. Trump escribió; "hasta que devuelvan a EE.UU., todo el petróleo, las tierras y otros activos que nos robaron previamente…", leer este tipo de patrañas me lleva a cuestionar la capacidad psicológica de este presidente, quien desconoce que Venezuela cuenta con 214 años de emancipación desde la histórica firma del Acta de la Declaración de Independencia el 5 de julio de 1811 y que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela vigente, piedra angular del marco legal de los recursos naturales del país, establece en su artículo 12, el principio de Dominialidad Estatal, es decir, que la propiedad de las riquezas del subsuelo no pertenece a particulares, sino a la Nación.
Venezuela no es colonia de ninguna “potencia extranjera”, desde las primeras luchas por romper las cadenas del yugo español, el Libertador Simón Bolívar gestó la Doctrina Bolivariana enfocada en la creación de una unión política, económica y social entre los países del sur, pero también para defender la soberanía nacional y oponerse a cualquier intervención extranjera en los asuntos internos de las naciones de la región. Esta fantástica Doctrina Nacionalista seria la contra y adversaria a la colonialista Doctrina Monroe, gestada en 1823 a través del discurso del presidente James Monroe, enfocada en la acechante frase; “América para los americanos”, hoy con más de 200 años engloba una de las políticas exteriores acechantes más antiguas de EE.UU.
En este sentido, la historia presenta a lo largo del tiempo los acontecimientos, acciones y políticas que describen las verdaderas intenciones de la Doctrina Monroe, desde el “Corolario Roosevelt”, y su política del “Gran Garrote”, lejos de fungir como “garante” de los intereses americanos, puso al descubierto las verdaderas intenciones del gigante del norte y su oferta engañosa de “América para los americanos”, ya que el documento señalaba que, cualquier país latinoamericano o del Caribe, situado bajo la influencia de EE.UU., y que pusiera en riesgo los intereses de personas o empresas estadounidenses en su territorio, obligaría a la nación norteamericana, a una intervención en los asuntos internos del país, para reordenarlo y proteger los derechos y patrimonio de sus conciudadanos, legitimando a partir de ese momento, el uso de la fuerza militar para el logro de los intereses de EE.UU., en el Continente.
No queda duda que los gobernantes yankee han usado todo su poderío militar y capitalismo para pisotear y arrebatar gran parte de los recursos soberanos de las naciones de América y el Caribe, bajo los postulados de la Doctrina Monroe, que hoy el actual mandatario de los EE.UU., pretende actualizar e incluir en sus pretensiones las reservas de petróleo más grande del mundo, “hasta ahora certificadas” que yacen en Venezuela.
Esta afirmación fue expresada tácitamente ayer, por tanto, continúo citando sus líneas, "…Ordeno hoy un bloqueo total y completo de todos los petroleros autorizados que entran y salen de Venezuela…". Este impulsivo e ilegal mandato, contraviene la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, un bloqueo naval es una operación militar propia de un estado de guerra, aplicarlo en "tiempos de paz" o sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU es considerado un acto de agresión.
Este suceso soberbio e irracional de bloquear el comercio petrolero, es otro candado adicional al cerco económico, financiero, comercial y operacional que recae sobre sobre la Estatal petrolera y filiales, esas mal llamadas sanciones. En lo particular, desde el 2019 estoy levantando la voz para, a través de entrevistas y publicación de artículos escritos, para exigir un alto a las Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU), denunciando los daños y perjuicios que estas disposiciones ocasionaron y siguen causando, incidiendo negativamente en el desenvolvimiento normal de las empresas petroleras venezolanas. Además, conociendo que petróleo y derivados son los principales rubros de exportación del país, pudiese representar más del 90 % de los ingresos monetarios por exportación de Venezuela, por tanto, esta acción busca mermar las divisas y propiciar una asfixia económica total que impacte los servicios públicos y generen una implosión social.
Vale recordar que el 8 de marzo de 2015 el gobierno estadounidense suscribió la primera Orden Ejecutiva contra nuestra nación, considerando a Venezuela una “amenaza inusual y extraordinaria para la Seguridad Nacional y la Política Exterior de los EE.UU.”, dando paso a la aplicación de más de 1000 MCU cuyos efectos transversales van más allá de lo político, impactando la estructura económica y la vida cotidiana de toda la población venezolana. No obstante, se han venido sorteando los obstáculos, enfrentado con moral y dignidad el ilegal bloqueo económico, financiero y comercial que recae sobre la nación.
Finalmente, como petrolero nacionalista y defensor de los ideales del Liberador, apuesto a la Diplomacia Bolivariana de Paz para promover el respeto a la soberanía, la construcción de un mundo donde impere la convivencia y la unión entre las naciones, para asegurar oportunidades de libre desarrollo e igualdad para todos los países, sin injerencismo extranjero que cohíba o limite la autodeterminación de los Estados al aprovechamiento de sus recursos en pro del beneficio de sus habitantes.