Cita con la historia: Noviembre 16, 1809; el padre Sauvens fundador de San Joaquín de Mariara
Hoy vamos a recordar una fecha y a un personaje importante de esas poblaciones
Opinión.- Esta semana hicimos un bonito recorrido turístico histórico por las poblaciones de San Joaquín y Mariara, que tan cercanas tienen un extraordinario potencial turístico no explotado: Unas aguas termales con excelentes instalaciones actualmente abandonadas, un acueducto que recuerda a los fabricados por los romanos en la vieja Europa, un imponente torreón, vestigio del trapiche de la hacienda de los Tovar, restos arqueológicos prehispánicos, casas e iglesias coloniales, etc.
Hoy vamos a recordar una fecha y a un personaje importante de esas poblaciones: la culminación de la iglesia de la cual se origina San Joaquín. En 1781, el obispo Mariano Martí ordena la construcción de un templo que sería la semilla que da origen a la población, en las tierras del Conde Diego de Tovar, cerca de su hacienda Cura.
El primer párroco fue Juan Rafael Ferreira, pero no llegó a construir templo. Años después, el 3 de diciembre de 1795 el padre José Damián Sauvens (ó Saubens), párroco designado de la nueva parroquia, marcará el sitio para el templo, el cementerio, la plaza y los solares para la formación del pueblo.
A este sacerdote debemos considerarlo el fundador de San Joaquín de Mariara (así se le llamaba antes). Era un valenciano hijo de un médico francés y una valenciana, ordenado como sacerdote en el seminario de Caracas.
Sauvens se dedicará desde entonces al fomento de su parroquia, dando “pasto espiritual” a las familias de la comarca, entre los que encontramos muchos apellidos principalmente de origen vasco. Entre aquellos trece vecinos fundadores encontramos: Zuloaga, Egusquiza, Urraca, Eleizalde, Correa, Quintana, Aguirre y por supuesto, Los Tovar, que eran los principales propietarios de toda la región. En la antigua nomenclatura no se debe confundir “vecinos” con “pobladores” ya que el primer término se refiere a los varones libres con derechos políticos y no a todas las personas, por lo tanto el número de pobladores debió ser mucho mayor contando a las mujeres, a los indios, a los pardos y a los esclavos.
En aquella provincia agrícola no abundaban los recursos y el padre Sauvens no pudo iniciar la construcción de su iglesia hasta 1802 y su construcción duró siete largos años, hasta que el 16 de noviembre de 1809 el párroco se dirige al Arzobispado en estos términos:
“…se ha concluido la construcción de esta iglesia parroquial…cuántas amarguras habré padecido en el curso de 16 años para lograr el cumplimiento de esta empresa, así en lo que respecta a la fundación del pueblo, como a la construcción de la iglesia de tres naves ornamentadas”.
El p. Sauvens vivía en extrema pobreza y endeudado y completaba sus medios de subsistencia cultivando añil u otras especies en las fértiles tierras de la zona, pero ante su mísera existencia escribe en 1810 al Arzobispado pidiendo ser reemplazado y que se le envíe a una ciudad cercana donde pudiera tener mejores estipendios.
Se declara la independencia y viene la guerra. En 1811 tiene que albergar a tropas realistas en su casa, por lo que injustamente se le acusó de realista. Cuando el terremoto de 1812 la iglesia se encontraba llena de feligreses que al sentir el sacudón huyen hacia la plaza despavoridos. El templo se afectó por el movimiento telúrico y la cruz en lo alto del techo se viene abajo y mata a una infortunada feligrés. En 1814 tropas republicanas atacaron a los realistas en San Joaquín y ahora acusaron al p. Sauvens de patriota y los realistas lo encarcelaron por ello.
En 1826 será transferido a Caracas como Párroco de San Pablo y murió en 1829. Evencio Díaz, cronista de San Joaquín con toda razón sostiene:
“Se debe rendirle honor al Padre Saubens, que lo merece por los méritos obtenidos en su vida temporal. Asimismo, tenemos una deuda con él, pues hizo posible la Iglesia Parroquial y el pueblo de San Joaquín. Las futuras autoridades municipales tienen la obligación de destacar mediante la inauguración de una obra emblemática con el nombre de José Damián Saubens. Es lo menos que podemos hacer ante la grandeza de este hombre, que no vaciló en cumplir su responsabilidad social”.
@luishmedinac