Teódulo López Meléndez: La estructura laberíntica de las comunicaciones
La complejidad seguirá creciendo mientras las formas políticas, sobre todo estas últimas, se aferran a paradigmas agotados
Opinión.- Estamos ante una estructura laberíntica en el mundo de las comunicaciones, una que muchas veces aparenta ser de fluidez y que parece reducirlo todo a la historia de la tecnología y, en consecuencia, la comunicación a la ideología maquinal, a lo que se ha denominado la era tecnotrónica.
La ciudad cableada es la utopía que tenemos delante, una que conlleva a nuevas relaciones en todos los ámbitos, una a la que algunos atribuyen poderes demiúrgicos de emancipación y otros un poder apocalíptico de alienación. En cualquier caso, es obvia la relación de interdependencia entre la técnica y lo social lo que conlleva a la necesidad de una praxis crítica de la educomunicación.
Marchamos hacia un mundo de formas culturales híbridas, uno donde el egocentrismo cultural ha caído y donde no existe un modo dominante de interpretación. Es ahora muy difícil discernir un sentido en el tiempo. Los actuales modos tecnológicos de comunicación han transformado la temporalidad de la cultura y eliminado el futuro como una promesa, entre otras razones porque lo mediático rehúye la complejidad.
La complejidad seguirá creciendo mientras las formas políticas, sobre todo estas últimas, se aferran a paradigmas agotados, lo que implica que la difícil respuesta es la de cambiar el pensamiento y la forma del pensar. No pareciera que a ello contribuya el sistema de información tecnológica si lo consideramos como información con pocas ideas, bajo la premisa de un uso utilitario.
En verdad este universo existe porque lo observamos. El hombre decidirá si marcha hacia una estética de la desaparición e implanta una sociabilidad telemática. El hombre deberá procurarse un nuevo continuum.
El mundo que asoma no puede ser con simplismos y menos con paradigmas anticuados. Si algo comienza y avanza lo que sabemos de él es necesariamente incompleto y toda respuesta, por ende, es inacabada. Todo proceso implica por definición movimiento permanente. La noción de exactitud no existe. Estamos en un mundo de incertidumbre y la única manera de abordarlo es desde las probabilidades y esta conclusión no excluye a lo que en el pasado fueron llamadas ciencias exactas, porque las ciencias en cuanto modos de conocer han sido superadas por lo que ha sido llamado un nuevo paradigma epistémico.
La forma de mirar las relaciones entre el hombre y la realidad es lo que nos debe conducir hacia una revalorización de lo humano sobre una razón mecanizada. Son tales los procesos y subprocesos en lo social, en lo político y en el conocimiento que podrían ser definidos como metaprocesos o metafenómenos a enfrentar con transdisciplinariedad y con una visión de pensamiento complejo.
@tlopezmelendez