Julie de Romero: Venciendo la intimidación
Porque si no la identificamos terminaremos esclavos, presos emocionales, aislados, en derrota
Opinión.- Vivimos en un mundo sumamente agresivo, violento, amenazante. Los seres humanos luchan por poder y control. Es la supremacía del más fuerte para controlar y dominar a los más débiles. En este sistema, la intimidación es una herramienta útil para lograr estos fines, muy usada para conquistar emocional, mental y físicamente a los oponentes.
Esta cultura de vida la denunció Jesús en Mateo 20:25-26 expresando “los gobernantes se enseñorean de las naciones y los grandes ejercen sobre ella potestad”. La palabra potestad es un poder que se otorga para actuar y tomar decisiones sobre otros; la palabra enseñorear es adueñarse de algo, apoderarse, apropiarse. En esta lucha de poderes, la intimidación es un arma muy útil para estos fines, por medio de la cual el oponente entrega su dominio, deja de luchar, acepta el control y se rinde ante su adversario.
¿Qué es la intimidación? ¿Cómo opera? ¿Cuáles son sus efectos? Porque si no la identificamos terminaremos esclavos, presos emocionales, aislados, en derrota y entregados a una circunstancia intimidante o intimidadora.
Hay que dejar claro que el temor es un sentimiento muy humano que tiene por objetivo evitar el peligro o el riesgo, pero que puede llegar a exacerbarse hasta controlar a la persona en sí, paralizándola y haciéndole ver una realidad alterada. La intimidación busca despertar a tal magnitud el temor, manejar y manipular por medio de ese sentimiento la vida de una persona, sus decisiones y conducta.
En la biblia se relata la historia de David y Goliat, en el libro de 1 de Samuel capítulo 17. Goliat logró intimidar a tal magnitud al rey Saúl y su ejército, que estaban paralizados por el temor. Cuando leemos a detalle, encontramos la forma como actuó la intimidación. Primero, las amenazas. Es la forma más común de intimidación, su presencia era amenazante, su tamaño, su armadura, las palabras que usaba daban a entender el daño inminente que les causaría; trabajó en la mente de esos guerreros sembrándoles la idea de una derrota total, a tal punto que ninguno se decidía a luchar.
Segundo, el menosprecio. Goliat despreció a David cuando vio que era un muchacho. Es un ataque directo a la autoestima y a valoración, debilita la seguridad y la fuerza interior de lucha, dando lugar a sentimientos de rendición, sumisión, desvaloración e inseguridad. Cuando se aceptan palabras o acciones menospreciantes y de rechazo, crecen las inseguridades y los temores, siendo presa fácil de quienes buscar controlar y manipular. Tercero, ciclos repetitivos condicionantes. Goliat trabajó estratégicamente por 40 días, les gritaba, los desafiaba y los intimidaba con el objetivo de doblegar la voluntad, modelar una conducta, establecer un pensamiento de debilidad, derrota y sumisión.
David no fue presa de la intimidación, aunque la amenaza era real. Goliat era grande y bien armado, David no había peleado en una batalla como los guerreros de Saúl, el ambiente y el escenario estaba cargado de palabras negativas y de derrota, el rey y sus soldados estaban totalmente paralizados, a pesar de su experiencia y entrenamiento.
¿Cuál fue la clave? Pues bien, la intimidación busca entrar por tus emociones, pero David usó la razón, analizó la situación buscando una respuesta, una salida, la forma de ganar, no dejó que las palabras de Goliat nublaran su entendimiento, porque discernió la carga emocional y espiritual que ellas traían y cuál era la intención de Goliat. El discernimiento es clave.
Cuando hizo el justo análisis de la situación, la pelea valía la pena, había mucho que ganar, el enemigo tenía una gran debilidad, David lo superaba en destreza y rapidez, David confiaba en su capacidad, su habilidad como hondero, su entrenamiento con osos y leones. Por último, David refutó cada palabra maldiciente, amenazante e intimidadora de Goliat e invocó a Dios, porque hay luchas donde no te debes involucrar si Dios no está contigo. La intimidación se debe enfrentar con valor, con inteligencia, con mente ágil y con coraje espiritual.
La biblia dice que con sabiduría, estrategia y planes bien pensados se hace la guerra. Calma tus emociones, razona y analiza fríamente con la mente de un ganador, cree en ti y cree en Dios. Porque Dios fue el gran potenciador de David y quien lo llevó a ganarle a Goliat. ¿Estás listo?
Ap. Julie de Romero.
Apóstol de la Federación C.C.N en Valencia.
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