Cita con la historia: La Yaguara, Maximiliano González y el padre Urrutia
Hemos visto a varios de esos personajes hablando del “Ánima de la Yaguara”
Opinión.- Nos preocupa que recurrentemente los sucesos históricos son adulterados, mal narrados o desvirtuados por gran cantidad de “influencers”, “youtubers” o como quiera que se llamen esas personas a quienes les gusta hablar ante una cámara sin haber investigado o estudiado el tema que van a tratar. Todo se trata de obtener “me gusta” y llenar el ego con el conocimiento vacío.
Hemos visto a varios de esos personajes hablando del “Ánima de la Yaguara”, por lo que queremos aclarar tantos desatinos:
Hay fuentes documentales a las que se refieren el episodio. Primero que todo, hay que aclarar que la fecha del evento no es la época de la independencia, sino mucho más reciente, en septiembre de 1899, cuando la revolución restauradora.
El sagaz investigador y cronista tocuyitano Ulises Dalmau refiere que el escritor costumbrista sucrense, Santos Erminy Arismendi, asevera en su obra “Huellas Folklóricas” (1952, Editorial Oceánida, Caracas) que monseñor Gregorio Adam Dalmau le dio acceso al libro de la parroquia de Tocuyito, llevado por el sacerdote Joaquín Urrutia, cura párroco de San Pablo Ermitaño. (Tocuyito), quien estuvo a cargo de esta parroquia desde 1898 hasta 1938, donde el padre Urrutia exponen que en los días de septiembre de 1899 encontró a un hombre moribundo “bañado en su propia sangre arrimado a un cauce de nombre La Yaguara”.
Al moribundo se le oyó la confesión y antes de expirar le dio al padre unas monedas para que dijera una misa a la Virgen del Socorro por su alma, también le entregó una carta para su madre y una estampita de la misma virgen. El agonizante se llamaba Maximiliano González.
Fue precisamente para esas fechas (14 de septiembre de 1899) cuando ocurre la cruenta Batalla de Tocuyito entre las fuerzas de la Revolución Restauradora de Cipriano Castro y las tropas del gobierno, con un saldo de centenares, quizás más de mil muertos y heridos. Muchos soldados, aterrorizados y en desorden por las ráfagas de las ametralladoras, huyeron por aquellos campos. Seguramente Maximiliano fue uno de aquellos desdichados.
Tal sería la mortandad, que hay referencias de que todavía semanas después de la batalla las bandadas de zamuros indicaban dónde habían caído los cadáveres por todas las inmediaciones de Tocuyito.
A los días, los transeúntes se dieron cuenta de que el cadáver de Maximiliano no se había descompuesto y se había salvado de la rapiña de los animales, por lo que comenzaron a atribuirle al hombre ribetes sobrenaturales. Algún ser piadoso se encargó de enterrar a Maximiliano y hacerle una sencilla tumba. Con el tiempo la creencia popular empezó a atribuirle milagros al muerto de la Yaguara y comenzó a ponerle velas y recuerdos.
Con esta versión concuerda la escritora Virginia Pérez Linares (autora del conocido estudio “El Río Cabriales y su Lago”), quien señala haber conocido a un tal Diógenes Bolívar, quien transitaba como una especie de correo entre Valencia y San Carlos y conoció personalmente a Maximiliano, conocido para sus amigos como “Lino” (Revista Shell Volumen 7, 1958).
Varios años después, en 1905, la cuestión pasó a mayores cuando el coronel gomecista Paulino Camero (tristemente célebre por ser el carcelero del Castillo de Puerto Cabello), quien era dueño del fundo La Esperanza y Jefe Civil de Tocuyito, pide un milagro al Ánima de la Yaguara, que le es concedido salvando de una peste al ganado de su fundo. En agradecimiento Camero construyó la primera capillita de la Yaguara, a orillas del antiguo camino entre Valencia y San Carlos.
Con el tiempo, el Ánima de La Yaguara llegó a generar una devoción tan grande que obligó al padre Blas del Gaudio a construir la capilla que hoy se observa desde la autopista, y traer de Italia los moldes para reciclar la enorme cantidad de esperma de vela y velones que allí se generaba, con lo que se ayudaba al sostenimiento de la parroquia.
Profundamente agradecido por su colaboración al cronista e investigador tocuyitano Ulises Dalmau, quien quizás es hoy en día una de las personas más preocupadas por salvar el patrimonio histórico de Tocuyito.
@luishmedinac