Opinión
Julie de Romero: ¿Aún suceden milagros?
Es más fácil negarlos, ridiculizarlos, minimizarlos, que aceptar la posibilidad que aún hay un mundo desconocido, con códigos, sistemas y posibilidades
22 de octubre de 2025
Opinión.- ¿Pueden suceder milagros? ¿Qué son los milagros? Todas estas preguntas te colocan en un umbral entre lo racional y lo inexplicable, entre lo predecible y lo impredecible, entre lo humano y lo divino.

Para algunos los milagros forman parte de una fantasía creída por incautos, pero para otros, se constituyen en una dimensión más allá de lo visible y tangible.

Desde que el hombre comió del árbol de la ciencia del bien y del mal sus sentidos racionales se desarrollaron, la lógica, el raciocinio, la mente analítica, predominó sobre la dimensión del Espíritu. Se convirtió en un ser netamente sensorial, racional, analítico, lógico, dejando fuera de la ecuación a aquellos eventos que no pueden ser explicados científicamente. 

Es más fácil negarlos, ridiculizarlos, minimizarlos, que aceptar la posibilidad que aún hay un mundo desconocido, con códigos, sistemas y posibilidades que solo pueden ser conocidos desde una óptica espiritual. Pablo escribió en el libro de Efesios 1:19-20 También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos en él. Es el mismo gran poder que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios, en los lugares celestiales.

En el mundo de Dios existen eventos llamados milagros, donde la ciencia queda muda y confundida la razón. Son sucesos que van más allá de las leyes naturales, de la capacidad humana y natural que incluyen sanidades, resurrecciones, cambios impredecibles que denotan la acción de un Dios bueno. Son una forma como Dios muestra su poder, su interés por la humanidad y su autoridad sobre la creación. Están asociados a momentos de crisis de los seres humanos, manifiestan la compasión de Dios ante el sufrimiento, como cuando Jesús sanaba a los enfermos.

La biblia registra cientos de milagros, sucesos que dejaron huellas en la historia de la humanidad. La concepción de Jesús, su resurrección, su poder sobre la muerte cuando resucitó a Lázaro, su poder sobre la naturaleza cuando calmó la tempestad del mar de Galilea, su capacidad de crear y multiplicar como cuando alimentó a cinco mil personas con dos panes y cinco peces, cuando levantó a los paralíticos, sano leprosos, liberó personas poseídas por demonios, todos y cada uno fueron sucesos sobrenaturales, que no pueden ser controlados por los hombres, que denotan la intervención de un Dios al que sí le importamos, que tiene propósito, que ama, que está cerca, que tiene poder sobre todo.

Tienes que entrar al mundo de la fe. Muchos están atrapados en un sistema que los sustenta con un conocimiento que, a pesar de haberse desarrollado y evolucionado, sigue siendo limitado, torpe, impreciso, falible, erróneo, defectuoso. Una imitación frágil de Dios. El intento humano de parecernos a él. Es cierto que Dios nos creó a su imagen, que tenemos cualidades creativas por compartir esa naturaleza, pero nuestras desconexiones de la fuente nos hacen errar al blanco vez tras vez, constituyéndonos en creadores y destructores al mismo tiempo.

El mundo de la fe es el mundo de Dios, donde aún suceden los milagros, donde todo es posible y accedes por fe, donde hay un Dios creador que obra sin cansancio a favor de los que se conectan con él, que pueden traer lo invisible a lo visible. Es necesario abrir la mente, dejar que Dios te guie y creer con todo tu corazón. Jesús lo expresó en Marcos 10:27 Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.

Después de haber estado tan expuesto a este sistema natural es totalmente entendible que el mundo de la fe sea algo borroso, difuso y para algunos inseguro, pero es el lugar donde Dios obra, donde la ciencia no controla, donde puedes recibir el milagro que la ciencia no puede darte. Te invito a adentrarte, a soltar lo conocido, a dejar los límites que te impone la razón, a soltarte en los brazos de Dios, no es un lugar inseguro, no te dejará, no te abandonará. 

Empieza a creer, rompe tus límites, atrapa esta dimensión, donde Jesús sigue sanando, liberando, haciendo todo nuevo, Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. En Marcos 9:24 se relata la historia de un padre desesperado por un milagro para su hijo, y le gritó con desesperación a Jesús: —Yo creo. ¡Ayúdame a creer más! …Que esta sea tu oración hoy a un Dios que está pronto para responderte.

Ap. Julie de Romero.
Apóstol de la Federación C.C.N en Valencia.
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@ccn.valencia
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Julie de Romero