Siempre Dios nos enseña respecto al dar, porque sencillamente Él se dio a sí mismo por todos nosotros
Opinión.- No es malo dar y nunca lo será, al contrario, se recibe más bienaventuranza dando, lo vemos en Hechos 20:35. Sin embargo, el asunto no está en desprenderse de algo, de dar, de colaborar, pues no; el asunto está en el propósito con que lo hagas.
Siempre Dios nos enseña respecto al dar, porque sencillamente Él se dio a sí mismo por todos nosotros, es decir, el dar a Jesús para que se sacrificara por todos es el mayor y más poderoso ejemplo de dar. Entonces, a nosotros lo que nos queda es imitar al Altísimo, a Jesús, procurar en ser dadivosos mientras podamos dar y ser liberal en algo.
Pero el altruismo, las dádivas deben ir acompañadas de la mayor sinceridad y humildad, jamás debemos empañar lo hermoso que es dar algo con las intenciones ocultas. Los ojos de Dios están en todas partes, Él lo sabe todo y escudriña nuestros corazones, por eso debemos tener cuidado con las intenciones.
El autor, Mateo, describe con una impronta clara y delicada respecto al cuidado que deben tener las personas al hacer, supuestamente con buenas intenciones, alguna entrega de algo. En su capítulo 6, se muestra lo delicado que el punto es, muy importante el no hacer alarde ni mucho ruido, ni mucho menos un espectáculo para que otros se enteren de que eres muy bondadoso...amigos, eso es terrible.
Muchos desean ser vistos, ser elogiados. Hay un punto en este capítulo que indica que cuando des algo no decir a la izquierda lo que tú derecha hace, no desnudar, ni lo que estás dando ni a las personas a quienes les de algo.
Aunque el sentido no es para que lo tomemos literalmente, porque es muy probable que se sepa que diste algo, puede haber alguien que lo anuncie, lo proclame y que, probablemente, el dador mismo lo diga, o se saque una foto, es un asunto más delicado, es como está tu corazón al momento de dar. Si lo tienes lleno de vanidad, egocentrismo, o lo tienes lleno de humildad y de un sencillo altruismo.
Lo que se debe hacer es cuidar las intenciones para cuando se vaya a dar algo. No debemos anunciarlo a todo “gañote” para que otros vean y oigan que somos muy buenos. Recordemos una cosa, que aquí el bueno es Dios y no el hombre. Lo importante es que Dios te aplauda, te apruebe, deja que sea Dios el que te acepte tus ofrendas. No lo hagas para que te vean los hombres porque, de lo contrario, serán ellos los que te aplaudan y no Dios.
La recompensa más efectiva es la que Dios te dé aquí en la tierra por tu obediencia y luego allá en los cielos. La justicia que hagas no es para que toques trompetas, ni para compararte con nadie, deja que la justicia que hiciste, las limosnas u ofrendas que distes, deja que tus acciones de dar, sea el mismo Jehová de los ejércitos el que te lo apruebe.
Cuando el hombre, un empresario, un político o alguien del común que quiera ser filántrópo lo haga en lo secreto, con un corazón genuino en la presencia de Dios, lleva con un corazón sencillo el deseo de ayudar a otros, decírselo al que todo lo sabe primero, le dará una gracia y un favor que te garantizará el éxito, no solo aquí en la tierra delante de los hombres, sino también allá en los cielos. No es que nadie lo sabrá en algún momento, solo que debemos cuidar el corazón y los propósitos para no dañar los planes y determinaciones del Altísimo, dejemos que Dios mismo te firme y te selle con su anillo la aprobación.
¡Sí se puede amigo lector (a), es por aquí la plaza pública comunicacional!
Otrosí o nota: Quiero mostrar mi preocupación respecto a algunos choferes de autobuses. Me refiero a la Ruta Morón-Puerto Cabello o viceversa. Muchos de ellos, lamentablemente, no están capacitados, aptos para estar en un volante.
En su manera de proceder abusan de las velocidades permitidas, compiten entre ellos a altísima velocidades, son violentos al manejar, colocan en peligro a los usuarios y no respetan las paradas. Ya han ocurrido accidentes por culpa de algunos. Hacemos un llamado a las autoridades en el nombre de nuestros Señor Jesucristo, pedimos que meta su mano.