Opinión
Luis Eduardo Martínez: Santos para todos
Un hombre, una mujer. El primero formado para la salud, la segunda para la educación, los dos dedicados a hacer el bien
20 de octubre de 2025
Opinión.- El pasado domingo, el Papa León XIV canonizó a los dos primeros Santos venezolanos: los Beatos José Gregorio Hernández Cisneros y la Madre Carmen Rendiles Martínez.

Es un hecho histórico.

José Gregorio, nacido en Isnotú, fue médico, científico y filántropo cuya vida trascendió la ciencia para convertirse en símbolo de humildad y fe. Hijo de una familia humilde, desde joven mostró inclinación por el estudio. En 1888 se graduó en Medicina en la Universidad Central de Venezuela y luego perfeccionó sus conocimientos en París, donde se especializó en bacteriología, histología y fisiología experimental.

De regreso al país, José Gregorio revolucionó la medicina venezolana. Fundó el primer laboratorio de bacteriología e introdujo el microscopio en la enseñanza universitaria. Como profesor en la UCV, formó generaciones de médicos con rigor científico. Sin embargo, su mayor legado fue su dedicación a los desfavorecidos: atendía gratuitamente a los pobres en su consulta, ganándose el apodo de "Médico de los Pobres". Durante la epidemia de gripe española en 1918, salvó innumerables vidas con su abnegación.

Paralelamente, José Gregorio cultivó una profunda vida espiritual. Ingresó en la Orden Franciscana Seglar e intentó varias veces la vida monástica en Italia y Colombia, pero la providencia lo devolvió a Venezuela para servir a través de la medicina. Su fe católica lo impulsaba a ver en cada paciente a Cristo sufriente.

Trágicamente, falleció el 29 de junio de 1919 en Caracas, atropellado por un automóvil mientras se dirigía a misa. Su muerte no apagó su influencia; al contrario, desató una devoción popular que lo elevó a la categoría de santo popular. Beatificado en 2021 por el querido Papa Francisco, elevado a los altares pocas horas atrás.

José Gregorio encarna la unión entre ciencia y espiritualidad, recordándonos que el verdadero progreso radica en el servicio al prójimo. Su vida es un testimonio de bondad inquebrantable.

María del Carmen Rendiles Martínez, que es su nombre completo, nació en Caracas, tercera de once hijos. A pesar de nacer sin el brazo izquierdo, superó su discapacidad con determinación, llevando una vida plena marcada por la devoción eucarística.

Desde joven sintió el llamado religioso. En 1927 ingresó en la Congregación de las Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, de origen francés, adoptando el nombre de María Carmen. Profesó votos perpetuos en 1932 y se formó en Francia. De regreso, ocupó cargos clave: maestra de novicias y superiora en Venezuela y Colombia.

En 1961, impulsó la separación de la congregación francesa para fundar un instituto autónomo venezolano, aprobado en 1965. Como primera Superiora General, guió a sus hermanas con ternura maternal y profundo amor a la Eucaristía, expandiendo la orden en servicio a los pobres y la adoración perpetua.

Falleció el 9 de mayo de 1977 en olor de santidad. Su proceso de canonización inició en 1995; declarada Venerable en 2013 por el Papa Francisco, beatificada en 2018, canonizada este domingo junto a José Gregorio convirtiéndose en la primera Santa venezolana 

Su vida inspira a superar adversidades con fe.

Ella es símbolo de resiliencia.

Un hombre, una mujer. El primero formado para la salud, la segunda para la educación, los dos dedicados a hacer el bien.

Tuve el privilegio de asistir en la Plaza de San Pedro, Roma, a la solemne eucaristía de canonización y escuchar con mucha atención la homilia de Su Santidad en la cual habló sobre el don de la paz y la misericordia.

El Papa nos dió un mensaje de esperanza, indicando que quien rechaza la misericordia de Dios no será capaz de mostrarla al prójimo, y quien no acoge la paz como un don, no sabrá donarla. 

Paz, Paz,nada más importante que la Paz.

José Gregorio y Madre Carmen son Santos para todos los venezolanos; a ellos rogamos que en Unidad preservemos la Paz y defendamos la soberanía nacional.

Entrevistado por un periodista caraqueño, al concluir la ceremonia, declaré -aragüeño que soy- ahora pido a Dios a que pronto la Beata María de San José sea Santa.

Por Luis Eduardo Martínez.

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VÍA NT
FUENTE Luis Eduardo Martínez