Opinión
Ahí el Ágora: Con privilegios y autoridad, creyendo ( Parte I)
El evangelio, su palabra, Dios nos permite disfrutar de sus bondades
23 de septiembre de 2025
Opinión.- Debemos sentirnos con privilegio desde el primer momento que conocemos y recibimos a Cristo en nuestros corazones. Desde que confesamos sus maravillas y poder. Desde que les entregamos a Él las cargas que nos ataban. El evangelio, su palabra, Dios nos permite disfrutar de sus bondades y nos da sus revelaciones por medio de las escrituras, eso es un gran privilegio.

La libertad, como la autoridad que llega a una persona o a una familia, es porque la Omnipotencia del Eterno nos alcanza, anulando de nuestras vidas todo aquello que a nosotros mismos nos anulaba, es decir, procederes, malos hábitos, pecados que nos alejaban de la presencia divina. El perdón de Dios, por medio de Jesús es real.

En Mateo 16:19, a Pedro, el Maestro Jesús le entrega las llaves del Reino de los cielos, dándole así autoridad y un gran privilegio, debido a que le entrega los símbolos que lo habilitaba para predicar o proclamar el evangelio, una inmensa y hermosa comisión.

Y a ti daré las llaves del Reino de los Cielos: y todo lo que atares en la Tierra, será atado en los Cielos: y todo lo que desatares en la Tierra será desatado en los Cielos. La palabra “ti” se refiere a todos los creyentes, a los que creen en sus promesas, es decir, eres tu y soy yo quienes tenemos la autoridad para hablar de sus riquezas espirituales. Dios nos invita a creer a todas las familias.

Sin embargo, Jesús antes hizo una pregunta a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre? Esta pregunta es importantísima y nos la hace aún a muchos hoy día. En Israel operaba un espíritu de incredulidad, conocida por los eruditos como la tercera forma de incredulidad, y eso no es más que la incredulidad natural del hombre.

La incredulidad natural, es cuando las personas elevan más sus sentidos humanos. Deben ver, deben oír, deben tocar, deben palpar y tener contacto con las cosas para poder creer, y en Dios esto no funciona así. No se trata de que las personas tengan desconocimiento, no se trata de algún tipo de ignorancia, pues no, es de aceptación.

La incredulidad natural en Israel se notaba en el rechazo o menosprecio popular hacia el Maestro, la indolencia del pueblo. El incrédulo rechaza y cuestiona las verdades espirituales y sobrenaturales de Dios y del evangelio. Algunos casos de incredulidades en la biblia. El primero, en Juan 20: 24 al 29, allí un personaje conocido - Tomás- tuvo que meter el dedo en un costado de Jesús, tuvo que palpar y asegurarse de que era el Cristo resucitado.

Otro caso aparece en Marcos 9:24. Respecto a un hombre que tenía a un hijo que era poseído por un espíritu que lo hacía estar sordo y mudo y que le hacía violencia. Jesús previamente le dice: Para el que cree todo es posible (23). Y el hombre le respondió: creo, pero ayuda mi incredulidad. La pregunta que salta es la siguiente; ¿es posible que haya personas que creen en Dios, pero también tener dudas? Particularmente pienso que sí.

Si se puede amigo lector (a), es por aquí la plaza pública comunicacional. Otrosí o nota: Seguimos orando para ver si ocurre el milagro y los corazones de las autoridades de la ciudad porteña se preocupan más por arreglar el puente que une la comunidad de Simón Bolívar y la urbanización San Esteban, que no tiene baranda, está desnivelado. El día domingo ya ocurrió una situación con una camioneta. Por favor no esperemos más. 
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Lister Monteverde Pérez