Vincenzo Caruso: Infiltrada al descubierto; Marta Lía Grajales, operadora de María Corina Machado disfrazada de activista de izquierda
En el pasado, este grupo cumplió la misión de dividir al chavismo desde adentro, un plan que fracasó
Opinión.- Marta Lía Grajales, presentada durante años como activista de izquierda, ha quedado expuesta como pieza clave en una operación de infiltración y financiamiento político dirigida por la dirigente opositora María Corina Machado.
Bajo el paraguas de la ONG “SurGentes”, Grajales operaba con un discurso radical y una fachada de militancia progresista. Sin embargo, investigaciones revelan que su verdadera misión era penetrar espacios de organización popular y movimientos de izquierda para sembrar desconfianza, dividir y socavar la credibilidad de las luchas sociales legítimas, al tiempo que canalizaba recursos para financiar acciones de carácter desestabilizador y terrorista.
En el pasado, este grupo cumplió la misión de dividir al chavismo desde adentro, un plan que fracasó. Hoy, su tarea ha sido blanquear a los grupos violentos y terroristas que, los días 29 y 30 de julio, intentaron incendiar y llenar de muerte al país, buscando ahora justificar a sus responsables y presentarlos como “presos políticos” dentro de la narrativa de la ultraderecha.
Las reacciones políticas no se hicieron esperar. En defensa de Grajales se alinearon figuras de la oposición radical extremista:
• Zahir Mundaray, exvicefiscal general durante la gestión de Luisa Ortega Díaz.
• La propia María Corina Machado y su movimiento “Vente Venezuela”.
• Tamara Suju, también vinculada a Vente Venezuela y conocida por su lobby internacional contra el Estado venezolano.
• El diplomático Volker Türk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, que guardó silencio ante casos graves como el de los venezolanos y niños secuestrados en Estados Unidos, pero reaccionó de inmediato en favor de Grajales.
• El opositor Miguel Pizarro, parte de la estrategia internacional de presión contra Venezuela.
Esta coincidencia de voces confirma que el caso de Marta Lía Grajales no es un episodio aislado, sino parte de una estrategia más amplia de la extrema derecha: penetrar el tejido social con falsos referentes, manipular la agenda de derechos humanos y activar redes internacionales para blindar a sus operadores políticos.
Las pruebas recabadas —seguimiento financiero y testimonios directos— apuntan a que Grajales fue un canal de recursos y logística para acciones de desestabilización coordinadas con estructuras políticas de María Corina Machado. La operación queda así al descubierto, junto con la red de complicidades nacionales e internacionales que buscan disfrazar la injerencia política bajo causas supuestamente nobles.








Por Vincenzo Caruso