Opinión
Agustín Albornoz: Sin confusiones
Hoy día, la gran confusión reinante en el mundo nos está induciendo a no pensar con claridad
11 de agosto de 2025
Opinión.- En varias ocasiones hemos dicho que en el mundo de hoy vivimos, entre otras cosas, en un gran estado de confusión. Según Google, estar en un estado de confusión significa no poder pensar con claridad o rapidez, sentirse desorientado, tener dificultades para prestar atención, tomar decisiones o recordar cosas.

Según la RAE, confusión significa en sus acepciones 3 y 4: Perplejidad, desasosiego, turbación de ánimo.

Hoy día, la gran confusión reinante en el mundo nos está induciendo a no pensar con claridad, a dificultar nuestra toma de decisiones. Asimismo, al hacernos más difícil el prestar atención, dificulta que enfoquemos nuestra atención en lo realmente importante. Todo esto nos lleva, a menudo, a equivocarnos.

Por otro lado, toda esta situación ocurre por diversos motivos, los más importantes: nuestro egoísmo natural, la falta de amor verdadero, lo que, a su vez, también nos lleva a priorizar nuestros intereses y deseos personales, por encima del bienestar de la comunidad en general.

Otra grave consecuencia de esta situación de confusión, que muchas veces puede ser muy solapada, es que cada vez más está sucediendo que a lo bueno se le llama malo y a lo malo se le dice bueno; a la luz se le dice oscuridad y a la oscuridad se le dice luz; a la verdad se le llama mentira y a la mentira se le dice verdad. 

Esto es algo muy peligroso y pernicioso, porque, así, se debilitará cualquier referencia realmente confiable, como lo serían los valores auténticos, que nos permitirían distinguir claramente la diferencia entre lo bueno y lo malo, entre la luz y la oscuridad, entre la verdad y la mentira.

Llegará el momento, Dios mediante, en que quienes estemos de verdad dispuestos, no a imponer nuestras opiniones por egoísmo y/o algún interés personal y oculto, sino a hacer del #ModoConstruir una forma de vida cotidiana, nos tocará realizar un gran esfuerzo de reconstrucción de prácticamente todo a través del cual a lo realmente bueno se le llame bueno, y a lo realmente malo se le llame malo. 

Y este gran esfuerzo, para que tenga un impacto cada vez mayor, tendrá que provenir de toda persona que, con toda honestidad y humildad, esté realmente dispuesta a realizarlo, sea quien sea, venga de donde venga, esté donde esté hoy día.

Unas reflexiones finales:
Puede que la verdad duela, pero lo que deja cicatrices es la mentira.

Nadie conocerá jamás nuestra sinceridad hasta que demos muestras de ella.

No podremos dejar nuestros defectos atrás hasta que los afrontemos cara a cara.

Reconocer nuestros errores y pecados no es el sustituto de dejar de cometerlos.

Cuanto más se acerca a la verdad una mentira, más engañosa es.

A veces las palabras hacen de cortina de humo para ocultar la verdad en vez de farol para revelarla.

@viviendovalores
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Agustín Albornoz S.