Rubén Limas Telles: A mis compañeros de AD
La historia nos ha enseñado que los pueblos valientes
Opinión.- Queridos compañeros y compañeras de Acción Democrática, “el verdadero partido del pueblo”, el de la verdadera “Revolución Democrática”, quiero dejarles un mensaje a todos ustedes de fe y esperanza de mejores tiempos por venir.
En estos momentos de tormenta, de lluvias, tempestad, cuando las fuerzas que quieren detener nuestro avance democrático parecen multiplicarse por doquier, quiero que sepan que nuestra causa no está perdida ¡Pareciera pero no lo está!
La historia nos ha enseñado que los pueblos valientes, corajudos, los que creen con pasión en su derecho a una vida digna, libre de ataduras, son los que cambian el curso de su destino. Y esa convicción ardiente, esa fe inquebrantable en la justicia y en el poder del pueblo, es la que nos mueve a seguir luchando con más fuerza que nunca. Nuestra convicción es democrática y pacífica.
El valor del voto en las elecciones municipales es nuestro antídoto contra el autoritarismo, nuestra medicina para fortalecer y defender la democracia. Cada sufragio en estos comicios, cada voto en nuestras comunidades, es la herramienta más poderosa para impedir que los abusos y la opresión se instalen de manera definitiva en nuestro país. Las elecciones municipales representan la oportunidad de decidir quiénes nos gobernarán cerca de nuestras calles, quiénes gestionarán nuestros recursos, y quiénes escucharán las demandas de nuestro pueblo.
El voto en lo local tiene un impacto directo en la calidad de vida de cada ciudadano, y su importancia radica en que fortalece la participación y la autonomía del pueblo. El voto es el bisturí para combatir los atropellos en nuestras comunidades, de quienes se creen dueños del país.
Este no es tiempo de rendirse, de quedarse en casa, es tiempo de levantarnos con más disciplina, con más fe en nosotros mismos y en el poder que nos otorga la participación ciudadana. AD es el “Padre” de la participación popular.
La verdadera victoria radica en la resistencia, en la perseverancia de quienes creen que un país distinto es posible. Un país de libertades, y de verdadera democracia. Desde abajo, desde nuestras comunidades, podemos despertar la fuerza que transformará esta realidad que hoy vivimos y pareciera insuperable.
No permitamos que las dificultades nos dobleguen. La lucha por un cambio real, por un país donde la justicia sea la norma y no la excepción, requiere de nuestra pasión, nuestra entrega y nuestro coraje. La esperanza que llevamos en el corazón y la firmeza en nuestro voto, son las armas que encienden la llama de la justicia social y de una Venezuela mejor, empezando por nuestras regiones, municipios y parroquias.
¡Este es el momento de creer más allá de las dificultades! La historia será testigo de que un pueblo organizado, disciplinado y lleno de fe puede vencer cualquier obstáculo. La victoria, el triunfo, no es solo un sueño, es un compromiso que asumimos con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma democrática.
¡Seguimos adelante, con pasión, con determinación y con la certeza de que el voto en las elecciones municipales es nuestra mejor medicina contra la injusticia y la atadura del autoritarismo! Porque el cambio que tanto anhelamos, ese cambio desde abajo hacia arriba, está más cerca de lo que pensamos ¡No nos detendrán! La justicia, la democracia, la fe, la esperanza son las armas más poderosas, y las llevamos en nuestra sangre.
¡Adelante, compañeros y compañeras! La historia la escribimos nosotros, con fe, con lucha y con amor por nuestro pueblo, salgamos a votar, que nadie se quede en sus casas y demostremos una vez más dónde están las mayorías.
Con todo mi amor, pasión, entrega, compromiso, fervor y solidaridad saldré a votar, ustedes hagan lo propio.
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