Sucesos
Crónica criminal del pasado: Muerte en Año Nuevo
Sin proferir palabra, Leopoldo D’Alta sacó de uno de sus bolsillos una pequeña pistola Beretta calibre 6.35 y la descargó sobre la humanidad de su agresor
19 de julio de 2025
Sucesos.- El Club El Paraíso de Caracas era el más antiguo de Venezuela; data de 1908, cuando lo fundó el Gral. Alejandro Ibarra, descendiente de Diego Ibarra, el prócer guacareño edecán del Libertador. Para los años cuarenta, funcionaba en un precioso edificio de dos pisos, diseñado por el famoso arquitecto Ricardo Razetti, con rasgos neomudéjares y también de la arquitectura ecléctica de finales del siglo XIX y principios del XX, donde se daban las fiestas y bailes más exclusivos de la sociedad.

La madrugada del primero de enero de 1945, cuando los más ricos e influyentes caraqueños disfrutaban de la fiesta de Fin de Año, unos bailaban al son de la orquesta de Luis Alfonso Larrain, con los merengues del momento, mientras otros hablaban de política campaneando unos escoceses. El tema de discusión de casi todos los caballeros era la próxima elección presidencial, donde Diógenes Escalante era el seguro ganador, apoyado por casi todas las corrientes políticas del país. 

A eso de las cuatro de la mañana, en el clímax de la fiesta, Roberto “Musiú” Martínez, un hombre muy conocido sobrino del famoso humorista Leoncio Martínez, conocido como “Leo”, estaba sentado en su mesa departiendo con amigos y familiares cuando alguien pasó junto a él y le dio un “coquito”, es decir, un golpe en la cabeza. Entre el gentío, el bromista no pudo ser visto por Martínez, y preguntó por el autor, a lo que una de las señoras que
estaban junto a él, sin darle mayor importancia dijo:

-¡Ese fue Leopoldo D’Alta! Leopoldo D’Alta era el secretario privado del gobernador del Distrito Federal, Nucete Sardi, y tenía cierta amistad con el “Musiú” Martínez. También era un hombre muy conocido y estimado en la capital. Era miembro del partido del gobierno de Medina Angarita, el Partido Democrático Venezolano, PDV. Se encontraba en el bar del club cuando le llegó el “Musiú” y le increpó:

-¿Fuiste tú el que me dio el golpe por la espalda?
-No, ¡Pero ya que nos vemos déjame darte el abrazo de Feliz Año!

Pero el “Musiú” respondió con un puñetazo en la cara que tumbó a D’Alta al piso. Una vez caído, el “Musiú” siguió dándole golpes y patadas. Lleno de moretones y sangrando, el secretario del gobernador le pidió a un amigo que lo llevara a casa a lavarse la cara y cambiarse la camisa, según escucharon los testigos. 

Al rato D’Alta regresó al Club. Encontró al “Musiú” Martínez conversando, como si nada, con su cuñada Alicia de Vegas. Sin proferir palabra, Leopoldo D’Alta sacó de uno de sus bolsillos una pequeña pistola Beretta calibre 6.35 y la descargó sobre la humanidad de su agresor. Cinco balas impactaron
en la humanidad del “Musiú” y una de ellas lo atravesó e hirió a Alicia en un pie, mientras que la gente corría y las mujeres daban gritos.

La orquesta dejó de tocar y los músicos se escondieron detrás del escenario. El “Musiú” quedó tirado en el suelo, de donde lo recogieron los doctores Alfredo Rodríguez Amengual y Tulio Espinoza, quienes lo llevaron a toda carrera al antiguo “Centro de Socorro”, donde dejó de existir.

Los dos hombres militaban en partidos contrarios: mientras D’Alta era del PDV, Martínez era segura de Acción Democrática, pero nadie atribuyó el hecho a cuestiones políticas, porque en esos tiempos, del gobierno de Medina Angarita, reinaba una absoluta armonía entre todos los partidos. Últimas Noticias publicó: “Toda Venezuela lamenta esta dolorosa tragedia que empañó el Año Nuevo a numerosos hogares amigos o familiares de los personajes de este trágico suceso, solo posible debido a las turbaciones que los licores producen”.

Por Luis Heraclio Medina
@luishmedinac
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VÍA NT
FUENTE Luis Heraclio Medina Canelón