La fortaleza de nuestra democracia radica precisamente en la capacidad de dirimir nuestras diferencias a través del voto, en un proceso transparente y garantista que el mundo entero debe observar con respeto, pese a la campaña mediática, sistemática y recurrente, en contra de nuestro sistema electoral. Por ello, estos comicios son un llamado a la unidad nacional, a la construcción colectiva de una Venezuela más justa y próspera para todos.
Como bien lo decía hace unos días el Presidente Maduro, -no solo se trata del poder de elegir sino también de participar- y seguros estamos de que transitamos la senda que el Comandante Hugo Chávez nos dejó dibujada en la conciencia: hacer de Venezuela un país libre, soberano y de justicia social, con la participación siempre activa y protagónica de su pueblo. Así pues, el llamado siempre es a participar. ¡Sigamos haciendo patria!
En este contexto de efervescencia cívica, la visión estratégica de nuestro presidente Nicolás Maduro Moros se manifiesta con la propuesta audaz y necesaria de una Cumbre por la Paz.
Esta iniciativa no es un mero gesto diplomático; es un llamado genuino a la concordia, a la desescalada de tensiones y al diálogo constructivo en un mundo convulso; donde quienes hacen la guerra y siembran el horror, paradójicamente proponen candidaturas obscenas para el Nobel de la Paz.
Venezuela, desde su posición de liderazgo en el movimiento de países no alineados y su histórica vocación pacifista ofrece su territorio y su experiencia para que las naciones encuentren puntos de encuentro, soluciones duraderas a los conflictos y vías para la coexistencia pacífica. Es el momento de dejar atrás las confrontaciones estériles y abrazar la diplomacia como herramienta suprema para la resolución de las diferencias. Aquellos que desestiman este llamado, son los mismos que apuestan por la confrontación y la inestabilidad global, y sus intereses son contrarios a los de la humanidad.
Venezuela contra las amenazas a la soberanía energética
Asimismo, no podemos pasar por alto la reciente Cumbre OPEP y el análisis ineludible de las sanciones ilegales que pesan sobre la inversión energética global. Desde su privilegiada posición como potencia energética, Venezuela ha sido testigo y víctima directa de cómo medidas coercitivas unilaterales, impuestas por potencias hegemónicas, distorsionan el mercado, socavan la seguridad energética mundial y, en última instancia, perjudican a los pueblos.
La OPEP, una vez más, ha reafirmado su compromiso con la estabilidad del mercado petrolero, pero la sombra de las sanciones ilegales sigue obstaculizando el desarrollo pleno de las capacidades productivas de países como el nuestro. Estas sanciones no solo son una afrenta al derecho internacional, sino que representan un freno a la inversión necesaria para garantizar el suministro energético del futuro y el desarrollo sostenible de nuestras naciones.
Es hora de que el mundo civilizado alce su voz contra esta política injerencista y reconozca que la seguridad energética global pasa por el respeto a la soberanía de los Estados y la eliminación de estas medidas coercitivas.
En resumen, Venezuela avanza. Avanza en su fortalecimiento democrático, a través de un proceso electoral vibrante; avanza en su rol como promotora de la paz mundial y avanza en su firme defensa de la soberanía energética frente a las agresiones externas. Nuestro compromiso es y seguirá siendo con el bienestar de nuestro pueblo y con la construcción de un mundo multipolar, justo y equitativo.
¡Que viva la patria! ¡Que viva la paz!
Francisco Fonseca. Abogado y político.