Opinión
Luis Eduardo Martínez: “Démosle una oportunidad a la paz”
A pesar de contar con un poder de fuego muy superior, Estados Unidos se vio obligado a retirarse apresuradamente tras la caída de Saigón, en una huida que años después se repetiría casi al calco en Afganistán
23 de junio de 2025
Opinión.Tras la investidura del republicano Richard Nixon, como presidente de los Estados Unidos, se hizo mucho más intenso el movimiento pacifista contra la guerra de Vietnam.

Hacía ya más de una década de esta terrible contienda que al concluir arrojó como saldo cerca de tres millones de vietnamitas muertos y unos sesenta mil estadounidenses.

A pesar de contar con un poder de fuego muy superior, Estados Unidos se vio obligado a retirarse apresuradamente tras la caída de Saigón, en una huida que años después se repetiría casi al calco en Afganistán.

No era solo la selva vietnamita teatro de combates: en Camboya, Laos, Filipinas, el medio Oriente, Nigeria, Angola, Mozambique, Rodesia, Somalia, Sudán, Guatemala e incluso Venezuela tronaban las armas y caían miles a diario.

La paz parecía una quimera en un mundo en el cual se multiplicaban los llamados a finiquitar los enfrentamientos y poner fin a la violencia.

Millones, especialmente los más jóvenes, marcharon por meses en un sinfín de capitales, los himnos, las consignas, se multiplicaron, reclamando a los gobiernos la resolución pacifica de los conflictos, el desarme nuclear, promoviendo la objeción de conciencia.

Es en este contexto que el legendario John Lennon, uno de los cuatro Beatles, convierte su luna de miel con Yoko Ono en una protesta pacífica.

Encerrados primero en un hotel en Ámsterdam y luego en Montreal componen "Give Peace a Chance" (en español: "Démosle una oportunidad a la paz").

El coro “All we are saying is give peace a chance” (lo único que nosotros decimos es démosle una oportunidad a la paz) se convirtió en el lema de los movimientos pacifistas a lo largo del planeta.

Hoy cuando las guerras de variado signo superan en número largamente a las que marcaron la década de los setenta del siglo pasado es mucho más urgente darle una oportunidad a la paz, forjando una cultura de paz.

Cultura de paz que según resolución de la Asamblea General de Naciones Unidos de octubre de 1999, “es un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en:
 
a) El respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación;
b) El respeto pleno de los principios de soberanía, integridad territorial e independencia política de los Estados y de no injerencia en los asuntos que son esencialmente jurisdicción interna de los Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional;
c) El respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales;
d) El compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos;
e) Los esfuerzos para satisfacer las necesidades de desarrollo y protección del medio ambiente de las generaciones presente y futuras;
f) El respeto y la promoción del derecho al desarrollo;
g) El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres;
h) El respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la libertad de expresión, opinión e información;
i) La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad y entre las naciones; y animados por un entorno nacional e internacional que favorezca a la paz”.

Cuando la amenaza de una guerra planetaria es cierta, tras los bombardeos de Estados Unidos a Irán: ¡Que esperamos para darle la oportunidad a la paz! Lo contrario pudiera derivar hacia la extinción de la humanidad.

Por Luis Eduardo Martínez


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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Editoría de Notitarde