Opinión
En armonía fetal: Una aventura apasionante
Hoy sabemos que todo, desde el amor pasional al pensamiento más racional, tiene una base bioquímica y estamos empezando a comprender cómo operan esos circuitos neuronales en los que se forman los sentimientos
5 de junio de 2025
Opinión.- En los últimos tiempos, diversos avances en el campo de la biología y la medicina, han permitido el mayor y más trascendental salto, en el conocimiento de los fundamentos biológicos de nuestra existencia.

Hemos ingresado en el interior de la célula y desentrañado la herencia genética de la humanidad, pero el cerebro, esa parte de nuestro organismo donde se ubica el puente de mando de nuestra existencia y nuestra vida, sigue siendo un lugar enigmático.

Nuevas tecnologías, nos muestran el santuario donde se forman las emociones, el pensamiento y la consciencia, lo que somos, permitiéndonos observar qué ocurre en la vida neuronal.

Hoy sabemos que todo, desde el amor pasional al pensamiento más racional, tiene una base bioquímica y estamos empezando a comprender cómo operan esos circuitos neuronales en los que se forman los sentimientos, ese campo sutil, desdeñado por la ortodoxia científica.

Creer que todo es bioquímico, que todo nos viene dado a través los genes, que todo cuanto más nos adentramos en el conocimiento del cerebro más claro se ve que el proceso de sentir y de pensar si bien tiene unas bases bioquímicas, es ser lineal.

La interacción con el entorno, con la energía que se recibe de él, que ha dado origen a la epigenética, puede modificar la partitura de nuestra vida mental, escribiendo cada día nuevas notas en una melodía siempre cambiante, melodía que en gran parte podemos cada uno, decidir, dejando a un lado el dogmatismo científico y sustituyéndolo por una mente abierta a una policromía de posibilidades.

En todo caso, comprender estos procesos, dirigiendo nuestra la mirada hacia nuestro interior, poder pensar sobre cómo pensamos, es una aventura apasionante para cualquier espíritu inquieto, es deslizarnos suavemente por una pista de patinaje, pletórico de un gozo añadido al de poder ensanchar nuestro conocimiento en una materia poseedora de muchas implicaciones personales.

El conocimiento científico del cerebro ha trastocado las creencias, fuertemente arraigadas, separando el alma del cuerpo, el pensamiento de la biología.
Durante mucho tiempo hemos vivido inmersos en una cultura que les resta valor a las emociones, colocando a las mujeres en una posición subordinada por considerar que la preeminencia de sus sentimientos es a la vez su principal atributo y su principal debilidad.

No comparto el criterio que sea su principal debilidad. Afortunadamente, para finalizar, estamos en una nueva avanzada, desde que Gardner propusiera en 1983 la teoría de las inteligencias múltiples y unos cuantos años después Mayer y Salovey establecieran los cimientos de la teoría de la inteligencia emocional.

Gonzalo Medina Aveledo PhD Ciencias Médicas
Médico Obstetra
Investigador de las emociones maternas
Ig. @armoniafetal
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Gonzalo Medina Aveledo