Luis Heraclio Medina C.: 16 de mayo de 1596; Diego de Osorio y la Ordenación de Valencia
El gobernador Osorio también fija por primera vez cuáles son los linderos de Valencia en los siguientes términos
Opinión.- El tema de la fundación de Valencia es un cuento de nunca acabar. A falta del documento fundacional, que se perdió o está oculto entre tantos documentos que todavía no se han revisado en los archivos coloniales, se tienen solamente registros o referencias que dan algunas pistas de la probable fundación.
Pero de lo que sí tenemos un documento concreto y auténtico es del momento en que Valencia obtiene un elemento existencial para su validez como ciudad: es cuando la autoridad le concede sus ejidos para que pueda organizarse y crecer.
En la época colonial o hispana, los ejidos eran terrenos que daba la corona a la ciudad para su futuro ensanche urbanístico y el uso comunal de sus habitantes.
Diego de Osorio era un noble y militar español que en su periplo por el Nuevo Mundo llegó primeramente a Centroamérica como marinero.
Por su destacada actuación lo nombraron comandante de una flotilla y luego lo ascienden a gobernador de Venezuela en 1588.
Tenía unos 43 años. Su gestión fue provechosa, puso orden, estableció como moneda las perlas y entre otras cosas en su gestión se aprobó enviar a España a Simón Bolívar “El Viejo” (antepasado del Libertador) para velar por los intereses de Venezuela.
Este Bolívar es el iniciador de la traída de los esclavos negros a Venezuela, lo que trajera como consecuencia la potenciación de los cultivos de caña, cacao, algodón, etc., que era muy pobre con la mano de obra aborigen.
Pero lo que nos interesa hoy es su decreto o providencia del dieciséis de mayo de 1596, donde organiza la ciudad de Valencia, le otorga sus propios ejidos y ordena la separación de españoles de los indios.
A petición del procurador de Valencia don Antonio Aular, Osorio fija los linderos de la ciudad. El documento de 1596 señala: “Dijo que declaraba, daba y dio a la dicha ciudad para propios egidos (sic) y valdíos (sic) para que de ellos pueda esta ciudad gozar perpetuamente y para siempre jamás”.
El gobernador Osorio también fija por primera vez cuáles son los linderos de Valencia en los siguientes términos: “De esta ciudad cortando por el camino que va a Chirgua hasta la quebrada de Mucuraparo y de dicha quebrada de Mucuraparo cortando hasta el Pao y desde el Pao, orilla arriba, hasta donde entra el río de esta ciudad, y desde la dicha entrada hasta esta ciudad, toda cuanta sabana y tierras en lo ancho desde la quebrada que llaman del Cerrito de don Pedro hasta la quebrada de Quigua”.
También ordena Osorio que se cerquen los linderos y que se separen de las tierras de los indios de Los Guayos y que se respeten las tierras de estos indios para que sean suficientes para sus actividades de siembra y cría: “Los Guayos… Con cargo que cerquen los vecinos de esta ciudad la dicha sabana, dejando fuera de la dicha cerca a los indios las tierras competentes para sus labranzas, crianzas de suerte que no reciban ningún daño ni perjuicio”.
Igualmente ordenó el desalojo, en un término perentorio de 30 días de los terrenos que los españoles estaban ocupando en tierras de los indios, bajo pena de multa: “mando que todas las personas que tienen corrales y asientos de bujíos (bujíos: bohíos, ranchos o chozas) y otras labranzas los quiten y desembarazen las dichas tierras (de los indios) dentro de treinta días siguientes”…
Tenemos entonces que, aunque ya existía un poblado o ciudad llamado Valencia; el propio Osorio usa la expresión “ciudad”, pero no tenía un elemento fundamental para su crecimiento y organización territorial como lo eran sus propios ejidos y es solamente en 1596 cuando los va a tener, es decir cuarenta y un años después de la supuesta fundación de 1555.
Era un poblado desordenado donde se mezclaban ranchos de indios con los de los españoles los “bujíos”.
Viene a ser Osorio entonces el primero que pone orden en Valencia, lo que ratifica la teoría de que fue una población que surgió de forma espontánea, con encomenderos y hacendados como Vicente Díaz, que fue adquiriendo formalidad y legalidad poco a poco.
Don Diego de Osorio, sin duda, se suma a la lista de los padres de la ciudad.
@luishmedinac
Luis Heraclio Medina C.