Opinión
David Bittan Obadía: De Einstein a Sam Altman
El antropólogo Jesús Mosterín plantea que “estadísticamente, la contribución intelectual promedia de un judío es cien veces mayor de lo que cabría esperar”
10 de febrero de 2025
Opinión.- Es innegable el aporte que han hecho los hebreos al mundo, siendo solo un 0,2 % de la población mundial, tienen más de 129 premios Nobel, por decir algo.

El antropólogo Jesús Mosterín plantea que “estadísticamente, la contribución intelectual promedia de un judío es cien veces mayor de lo que cabría esperar”, esto no tiene que ver con el sistema de creencias sino con la condición judía, ellos definitivamente han dado forma al mundo en el que vivimos.
Sin contar los personajes bíblicos y haciendo abstracción de las características tan destacadas de cada uno de ellos, cualquier mortal se tiene que haber paseado en su época de estudiantes por nombres como: Karl Marx, Sigmund Freud, Gustav Mahler, Albert Einstein o Franz Kafka, solo por nombrar unos pocos.

Hoy los judíos destacan en todas las áreas: la música, las artes, la ciencia, la tecnología, la política- diplomacia, en las finanzas, medios de comunicación, en el comercio, la industria y paremos de contar. Sin embargo, la gente con memoria corta habla de algún artista o simplemente se limitan a decir que son los dueños del mundo porque los Rothschild , Larry Ellison, Michael Bloomberg Sheldon Adelson, Larry Page, Mark Zuckerberg, Yuval Noah Harari y otros, mueven las marionetas, ni hablar de una figura un tal George Soros, del cual evitó comentar sobre él.

El poder de acabar con el mundo lo tuvo en su mente Albert Einstein, un individuo que, de joven, presentó dificultades para aprender a caminar y hablar, además de haber tenido problemas con la lectoescritura y su padecimiento de una dislexia que, en aquella época, era difícil de diagnosticar.

Ese niño judío con tantas dificultades intelectuales pudo haber sido el segundo presidente del Estado de Israel, pero comentó que “ le honraba la propuesta pero era un reto muy alto para él”.

Einstein, nada más y nada menos logró la famosa ecuación: E=mc2; en resumen, la base de la bomba atómica, y confesó -públicamente- que si él se hubiera representado que Alemania no conseguiría esa bomba, no habría movido un dedo sobre el tema. Ojo, el amor por Israel fue tan amplio que seguramente él le dejó el papelito con la receta a quien lo tenía que recibir allí.

La historia se repite porque en este punto tan extraño de la historia, aparece Sam Altman, el arquitecto de la inteligencia artificial, la persona involucrada en el diseño de un modelo de inteligencia artificial que “supera ampliamente las capacidades intelectuales humanas en prácticamente todos los aspectos”. Un modelo con posibilidad de procesamiento, aprendizaje y resolución de problemas tan superior que podría abordar desafíos complejos a una velocidad y eficacia inalcanzables para los humanos.

Ese joven tiene en sus manos también la posibilidad de utilizar esta herramienta para el bien o para el mal, y si se destina para hacer daño las consecuencias serían nefastas para la humanidad, la posibilidad de caos hoy es una realidad.

No creo en coincidencias, pero aunque no queramos aceptarlos con diferencia de tiempo y de herramientas, dos judíos: Albert Einstein y Sam Altman, han tenido en sus manos la fórmula para cambiar el destino de la humanidad.

davidbittanobadia@gmail.com
Twitter: @davidbittano
David Bittan Obadía
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE David Bittan Obadía