Cita con la historia: Carabobo en tiempos de Pérez Jiménez
La transformación del medio físico, como la llamaba el gobierno, se realizó principalmente en Caracas, pero en las capitales de los estados también se sintió el efecto modernizador
Opinión.- Este 2 de diciembre se cumplió un aniversario más del golpe de Estado de 1952 que llevó a la presidencia de la república a Marcos Pérez Jiménez. No se debe confundir con el derrocamiento de Rómulo Gallegos en noviembre de 1948, porque desde esa oportunidad Pérez Jiménez no era el dueño absoluto del poder, ya que la presidencia (de las juntas de gobierno) era ejercida por Carlos Delgado Chalbaud y Germán Suárez Flamerich, a quienes Pérez Jiménez acompañaba.
Pero es ese 2 de diciembre cuando las Fuerzas Armadas desconocen el triunfo en las elecciones de Jóvito Villalba, a quien expulsan del país y nombran a Pérez Jiménez como “presidente provisional”. Allí se inicia un período que el propio dictador-presidente llama del “Nuevo Ideal Nacional”.
Planteaba Pérez Jiménez que con su “Nuevo Ideal” se transformaría la república, se modernizaría a Venezuela llevándola a un sitial de primer orden en las naciones.
Este cambio se lograría, en primer lugar, con la “transformación del medio físico”, que se tradujo en la construcción de las primeras autopistas del país, la renovación de los espacios urbanos, demoliendo antiguos barrios o sectores insalubres para edificar en esos espacios modernas urbanizaciones, centros cívicos y comerciales. También formaba parte de este proyecto una política de inmigración europea, aprovechando la inmensa cantidad de desplazados y desempleados producto de la Segunda Guerra Mundial. Finalmente, un impulso a la educación y la ciencia, con la creación del entonces avanzado Instituto de Investigaciones Neurológicas y Científicas (Invic) antecesor del IVIC, con el primer reactor nuclear de Latinoamérica y con la construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas con su respectivo Hospital Universitario de avanzada. Pero no todo era color de rosa. Con la modernización del casco urbano de Caracas la mandarria del progreso se llevó por delante casi todo lo que quedaba del casco colonial de la capital.
En un clima de escasas libertades políticas y poca libertad de prensa, Venezuela llenaba los titulares de los medios internacionales por su modernización.
La transformación del medio físico, como la llamaba el gobierno, se realizó principalmente en Caracas, pero en las capitales de los estados también se sintió el efecto modernizador. En Carabobo, con motivo del discutido “aniversario” de la ciudad, se ejecutaron una cantidad de obras, que todavía hoy por su solidez y calidad disfrutan los carabobeños. Podemos mencionar al Stadium Cuatricentenario, (hoy Estadio José Bernardo Pérez); la ciudad universitaria de Bárbula, actual sede de nuestra universidad, construida originalmente para ser sede del complejo de salud mental más grande de Latinoamérica; la autopista circunvalación del Este, la Escuela de Bellas Artes, la Escuela Técnica Industrial, la sede de la Sanidad, hoy Insalud; la Avenida Bolívar de Valencia, la planta de tratamiento de aguas de Valencia, hoy abandonada; las modernas instalaciones de Diques y Astilleros en Puerto Cabello, el aeropuerto porteño, la sede de la Policía de Navas Spínola, la Urbanización Los Sauces, avenidas como la Kerdell o la Urdaneta, que antes eran callejones de tierra, así como todas las calles de San Blas; el distribuidor Fábrica de Cemento; el Ferrocarril Puerto Cabello-Barquisimeto, con su extraordinario terminal, y tantas obras menores que no hay espacio para mencionar.
Muchos inmigrantes italianos, alemanes, de Europa Oriental (casi todos técnicos) vinieron a trabajar en la construcción y la industria. Fueron alojados en unas barracas por Santa Rosa, que todavía están de pie.
El gobierno de Pérez Jiménez fue una dictadura (o dictablanda) sin duda alguna. Pero en Carabobo casi todo ese tiempo ejerció la gobernación el coronel Ricardo Arroyo Ludert, quien se rodeó de lo mejor de los carabobeños para gobernar. En nuestro estado no se recuerdan mayores torturas o crímenes políticos en esos tiempos, aunque si algunos presos. Nada más grave que el anterior trienio adeco de 1945/48 ni al gobierno de Betancourt que vino después. Circulaba la prensa como El Carabobeño o El Aborigen, y no se clausuró ninguna radio. Mucho orden y respeto. Cosas que dan que pensar.
@luishmedinac
Luis Heraclio Medina