"Hay un yoyo que no es precisamente sano, al contrario es muy destructivo, es una actitud nada provechosa"
Opinión.- Nada que ver con aquel juguete que bastante momentos divertidos, sanos y culturales se nos regaló en nuestra infancia. No, ese juguete es sinónimo de familiaridad, de acercamiento vecinal, estudiantil, competencia para perfeccionar habilidades, una muy noble distracción.
Hay un yoyo que no es precisamente sano, al contrario es muy destructivo, es una actitud nada provechosa y para quienes lo tienen muy arraigado no se le puede augurar una conclusión de gran satisfacción. El ego debe estar en su más mínima expresión y, estando así te dará una garantía proporcional para salir airoso ante cualquier escenario.
Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 2 de Corintios 10:4. No son nuestros inventos humanos, nuestras fuerzas y capacidades naturales, pueda que sea efectiva la invención del hombre, sin embargo, no alcanzarán la máxima contundencia, que cuando dejamos a Cristo obrar. Muchas veces nos ufanamos diciendo: 'yo soy aquello y lo otro, yo sé cómo manejar todo, yo soy profesional en esa área, yo soy...yo soy. Dando vía abierta al espíritu del yoyo.
El Apóstol Pablo antes de ser revestido con el llamado de Apóstol de Jesucristo fue un hombre de letras, enseñado a los pies de Gamaliel, un doctor de la ley, erudito. Pero cuando tiene el encuentro con el Señor de señores, Jesús; el estimó todo lo que aprendió como algo menor, incluso le dio nombre bastante peyorativo a su educación de Príncipe. No es malo ser educado, tener defensa academicista, una posición privilegiada, nada de eso es malo, solo que toda esas herramientas humanas, necesitan del respaldo insoslayable de las armas poderosas en Dios.
Se prepara el caballo para el día de la batalla, pero del Señor es la victoria, seguridad, dice proverbios. Toda estratagema que podamos componer, debe ir con el fundamento de los fundamentos, Cristo, apartando así, todo yoyo que se pudiera empecinar en hacernos creer que con nuestras fuerzas e intelecto podemos todo.
Arquímedes quería una palanca larga y un punto de apoyo para mover al mundo. Ya la palanca larga y el punto de apoyo lo tienes. Es tu misma vida, es lo acumulado que gira dentro de tí y sobre tu humanidad, eso se traduce en la experiencia que ya tienes, en tu preparación sea cual sea. Solo que debes darle la efectiva movilidad con todas las armas celestiales para así derribar cualquier fortaleza antagónica que pudiera aparecer. Dios echará mano según tu disposición, según la humildad de creer que solo la fuerza mayor, su potencia, es más grande que cualquier yoyo o ego que pudiera estar escondido y que en cualquier momento quiera darte un asalto. Así que digamos fuera yo-yo.
Grandes hombres como Abraham Lincoln, solo por señalar un insigne, mostraba su solemne preocupación y era que los hombres estuviesen cerca de Dios, por una elemental razón, que Dios nunca se equivoca, siempre tiene la razón. Nosotros aunque parezcamos haber examinado y caminado mucho, siempre debemos estar cerca de Dios, de su poder, de sus consejos, por sus infalibles estrategias para ganar batallas, Él jamás se equivocará.
Sí se puede amigo lector (a), es por aquí la plaza pública comunicacional!.
Otrosí o nota: se sigue la preocupación en la Urbanización Las Corinas, hace falta reductores de velocidades, ya que la situación con los conductores de motos, carros y hasta maquinarias hacen caso omiso a los llamados a la prudencia, la calle Polo es una víctima de esta situación. Seguimos orando a Dios para que esto se solucione.
Lister Monteverde Pérez
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