Arnaldo Rojas: El amor, ¿tiene fecha de vencimiento?
Sin embargo, aclara que para amar en libertad no es libertinaje, sino que es un amor orientado al desarrollo de la propia personalidad,
Opinión.- Uno de los enigmas más perdurables de la naturaleza humana es la compleja emoción del amor. El amor es una luz o un fuego que todo lo ilumina, pero que difícilmente logra mantenerse vivo. De allí surge el mito del amor eterno como algo inalcanzable, que ha sido tema recurrente de poemas y canciones.
“Algo estamos haciendo mal con el amor. Se ha convertido en un problema, pero no tiene que ser así. Hay que reinterpretar el amor. Existe un amor inteligente que implica autonomía y respeto", señala el psicólogo Walter Riso en su libro "Enamorados o esclavizados".
Dejar todo por el otro, prometer amor eterno, querer con locura y creer que no se puede vivir sin la pareja son algunos de los principales errores que se cometen durante una relación, advierte el autor. Frente a estos trastornos propone una “liberación afectiva" que supone ir en contra de todas las creencias y mandatos sociales que nos hacen ver el amor como un problema, ya sea de celos, infidelidad, abandono, dependencia o violencia machista. El objetivo es lograr que las personas tengan "un amor más realista", más acorde con la autoestima, menos obsesivo, menos idealizado y con menos miedo a la pérdida.
"El amor no necesariamente genera felicidad, sino que te puede aplastar. Pensamos que el amor tiene que ser obsesivo, que te tiene que enloquecer, pero cuanta más obsesión, menos sano es. No hay que decir tú me enloqueces, sino tú me apasionas", indica Riso.
Refiere que, por cuestiones culturales y educativas, las mujeres tienden a hacer mayores sacrificios por amor. También que el 20 % de las parejas logra amar siendo libre, que el 50 % de la gente se separa y del 50 % que no se separa, la mitad no vive bien.
Sin embargo, aclara que para amar en libertad no es libertinaje, sino que es un amor orientado al desarrollo de la propia personalidad, "porque si renuncias a tu personalidad terminas odiando al otro".
Igualmente advierte que actualmente estamos sometidos a una cultura de lo desechable. “Nos obsesionamos por cambiar en poco tiempo de automóvil, de computadora o de celular para que no queden obsoletos. Esta velocidad en la que vivimos hace que las relaciones afectivas también se vean afectadas".
Y agrega: “la gente termina rápidamente una relación porque no tiene paciencia. La idea es tener un poco de paciencia, pero no pensar que hay que aguantar a alguien, lo que hay que hacer es elegir bien".
Por otra parte, la escritora Virginia Woolf, en 1926, realizó una de las reflexiones más interesantes sobre la perdurabilidad del amor. Generalmente se considera que la rutina diaria desgasta las relaciones amorosas, sobre todo, el matrimonio. Sin embargo, Woolf lo veía de manera diferente.
Para ella, no es la rutina diaria la que define una relación, sino los esporádicos momentos de intensa emoción que interrumpen esa rutina. Observó que la vida podría funcionar en piloto automático durante días seguidos, pero intermitentemente surgen momentos de sensación elevada que rompen la monotonía. Es en estos momentos en los que dos individuos se conectan verdaderamente, compartiendo experiencias, emociones y recuerdos que son incomparables en su intensidad. Estos momentos son los que dan profundidad y resistencia a una relación
Toda relación tiene sus altibajos, sus momentos de monotonía y momentos de exaltación. Pero es la aparición periódica de estos momentos profundos lo que le infunde significado a una relación. Sin ellos, el vínculo podría perder su esencia y vitalidad.
Las relaciones, especialmente las de largo plazo, no siempre están en constante apogeo. Tienen sus estaciones. Reconocer y apreciar esos momentos de intensidad, como lo hizo Virginia Woolf, puede ser la clave para comprender la naturaleza duradera del amor.
Ilustración: Bansky
