Opinión.- Uno de los cuentos que escrito dirigido al público infantil y ha tenido mayor éxito ha sido: ¿Cenan los tigres la noche de Navidad?
Lo escribí cuando mi hijo mayor, Sergio, era un niño pequeño, tan maravillado por la Navidad como por los tigres, e hicimos una primera visita al Acuario cuando acaban de llegar para convivir en aquellos espacios, una serie de felinos cachorritos, que estaban expuestos en sus espacios, sin la compañía de felinos mayores.

Mi hijo estaba muy impresionado y de paso: preocupado, porque pensaba que aquellos “gaticos”: tigres, leones, panteras…Estaban muy solos y en quien los cuidaría.

Recuerdo que durante todos nuestros preparativos para la Navidad de ese año, su preocupación se centraba en esa circunstancia, y no hacía más que hablar del asunto.

Mi cuento contaba el asunto y concluía en que la mamá complacía al niño recogiendo todos los insumos de celebración de la Navidad para llevarlos con él al Acuario y celebrar juntos todos la Nochebuena.

Ese cuento fue bellamente ilustrado por Cristina Keller y muy bien editado por MonteAvila Editores, recibiendo un reconocimiento especial el año 1991 en el cual se publicó en primera edición. Y nunca olvidaremos el enorme interés que despertó entonces.

Entonces el Acuario-Zoológico no tenía todas las atracciones que vino a tener después, pero para nuestra familia quedó siempre simbolizado en relación con el cuento de los tigres y aquella preocupación del entonces pequeño Sergio.

Hoy hemos revisado en las noticias en redes los destinos de ese lugar y celebramos que en enero de este año, el Alcalde de Valencia, Julio Fuenmayor, le hiciese un cariño al lugar, reinaugurando la zona acuática, en el Día de Reyes precisamente.

Las ciudades en el mundo tienen espacios simbólicos que son los que sus habitantes consideran como de expansión, y son históricos e inolvidables. Todo espacio urbano importante tendrá esas características.

Yo fui una niña caraqueña y el Parque Los Caobos entraba en ese orden emblemático para mis hermanos y para mí, porque de la escuela nos llevaban de vez en cuando allá, y también porque queda en una zona particularmente importante de la ciudad, donde está el Teatro Teresa Carreño, donde está el Museo de Ciencias y el de Bellas Artes, y marco mi historia y la de al menos dos generaciones posteriores, y serán más.

Por lo tanto felicitamos al Alcalde Fuenmayor, y ojalá lo convierta en una pauta de acciones en la misma vía, para el resguardo de lo emblemático de esta ciudad por generaciones.
Laura Antillano