Opinión
Luis Vicente León: ¿Qué esperar del 2024?
"Si tuviera que apostar en una proyección, diría que el 2024 será un año con mucho ruido, pero muchas más nueces"
1 de enero de 2024
Opinión.- Diría que lo típico de los años electorales en Venezuela: ruido y plata.

El ruido político provendrá de varios flancos. El más importante será sobre la calidad de la elección, especialmente en términos de la accesibilidad de los líderes opositores a presentarse en la elección (inhabilitaciones).

Aquí el gran riesgo es la fractura de la propia oposición ante una acción limitante del gobierno (que se da por descontada) y que podría llevarla a la división y a la desmotivación electoral, que la regresaría a la estrategia abstencionista con la que ha perdido varías veces en el pasado, regalándole al chavismo lo que este busca.

Pero también existe la posibilidad de que la oposición sea mucho más estratégica y racional y no se deje llevar por el camino de siempre, buscando mecanismos creativos de unificación alrededor de otra figura habilitada y de relativo consenso (Barinas).

En ese caso, el riesgo sería la nicaragüización del proceso electoral por parte de la revolución, ante su incapacidad de garantizarse un triunfo electoral, incluso en una elección sesgada.

Pero habrá que agregar a estos escenarios la posibilidad de que la conflictividad internacional, vinculada a las sanciones y al tema fronterizo con Guyana, nos lleven a un ambiente convulso que “justifique” la suspensión o retraso de la elección.

Es una ruta radical, pero factible ante la ausencia de una amenaza internacional creíble, más allá de las sanciones que ya ha enfrentado Nicolás Maduro antes, con éxito para él.

Finalmente, existe el escenario en el que el chavismo decide ejecutar una estrategia de autoprotección, en la que usa a Maduro para hacer el trabajo rudo de pulverizar a la oposición con su control institucional, inhabilitar definitivamente a sus enemigos peligrosos y limitar las condiciones electorales; y luego decide sustituirlo por otro líder chavista más popular para participar en la elección que controla con más seguridad y abriendo la posibilidad de que siendo fresco y diferente podrá reiniciar las negociaciones con Estados Unidos con mayor facilidad.

No lo vemos como el escenario más probable, pero sin duda es el más interesante.

Por otra parte, no hay duda de que habrá mucha más plata circulando en la economía. La elección (o el ambiente electoral) exige al gobierno un incremento de gasto público que será muy importante.

Ya Maduro había reservado dinero para esa eventualidad, pero en adición recibe un incremento significativo de ingresos, producto de la flexibilización de sanciones petroleras.

Más allá de que esta decisión americana de flexibilizar el mercado es correcta, pues las sanciones previas habían fracasado estrepitosamente, no es menos cierto que Maduro se beneficia económicamente de esa reinserción de Venezuela al mercado energético y le da margen de maniobra para gastar y presentar algunos éxitos de gestión en pleno año electoral.

Aunque Estados Unidos puede tomar algunas represalias en términos de las licencias por falta de reciprocidad de Maduro en la negociación, no luce probable que esa reversión sea total, ni rápida, por lo que sin duda la nación aumentará su presupuesto de divisas en el 2024 y eso se notará en el mercado con consumo y aumento de PIB.

La incertidumbre entonces no es si habrá crecimiento económico en el 2024 o no, sino cuál es la magnitud del mismo y esta va desde 3% para el escenario pesimista hasta 12% para el optimista.

Si tuviera que apostar en una proyección, diría que el 2024 será un año con mucho ruido, pero muchas más nueces.
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VÍA NT
FUENTE Luis Vicente León