Para nosotros los valencianos de los siglos XX y XXI la principal calle de Valencia es la Avenida Bolívar, pero no siempre fue así. Por más de cuatrocientos años la principal vía de la ciudad fue la llamada Calle Real, luego Calle Colombia.

 
La Calle Real era la vía que comunicaba a Valencia, desde su mero centro con el camino que llevaba a Caracas, Maracay y el resto del oriente del país. Esta calle atravesaba toda la ciudad de Este a Oeste y en el poniente comunicaba entonces con el “camino del ganado” y el camino de San Carlos para tomar la vía de los llanos y el occidente hasta conectar con los Andes por pequeñas trochas o las planicies de las llanuras. En otras palabras, esa Calle Real o Colombia un verdadero ombligo comunicacional de la nación: por allí tenía que pasar casi todo el que desde Caracas pretendiera viajar a los Llanos o al occidente. Por esta razón fue la primera calle valenciana que fue empedrada, mientras las otras eran simplemente de tierra.

También fue la primera en tener iluminación con los primeros 23 faroles de manteca de puerco colocados a lo largo de esta calle en 1.836.
En la Calle Real se encontraban los edificios públicos más importantes de Valencia durante nuestros primeros cuatro siglos: Tres de los cuatro primeros templos de la ciudad: La Iglesia Matriz (hoy Catedral), la Iglesia de San Francisco y la Iglesia de San Blas. También tres de las antiguas plazas: la Plaza Mayor (luego Plaza Bolívar), la Plaza Sucre (llamada antes Guzmán Blanco), y la Plaza de San Blas. Igualmente, los centros del poder público: la Casa Consistorial o sede del Cabildo o Ayuntamiento, y muy cerca casi en la propia calle, el Capitolio. Asimismo, quedaba allí el primer hospital de la urbe, el Hospital San Antonio de Padua, luego llamado Hospital de Caridad, edificación que hoy conocemos como la Casa de la Estrella, que por cierto es el hospital más antiguo existente en el país.

También contaba la esta calle con el primer puente construido en nuestra ciudad: el Puente Morillo y nuestro Teatro Municipal, entre otros.
Durante 400 años vivir en una de las casas de la Calle Real, o Colombia como luego se le llamó era un privilegio, significaba pertenecer a las familias más importantes o influyentes de la ciudad. En tiempos anteriores en la independencia vivieron allí dos de los venezolanos que tenían títulos nobiliarios: el Conde de Tovar, Martín Tovar y Blanco y el Marqués de Mijares. En cuanto a los artistas vecinos de esta calle, el cronista valenciano Francisco Cariello Gubaira, experto conocedor de la historia del centro de la ciudad recuerda al pintor Armando Reverón y el poeta Rafael Arvelo.

También Cariello nos recuerda viviendo allí a dos primeras damas de la república: Menca de Leoni y Ligia Betancourt esposa de Ramón J. Velásquez. En sus casas moraron muchos políticos destacados, entre otros Julián Castro, quien fue presidente de la República, o Ramón H. Ramos, presidente del estado. Asimismo, los más importantes médicos, empresarios y hacendados. En una de sus casas nació Don Luis Cubillán Fonseca, eminente historiador valenciano y ex presidente de la Academia de Historia del estado.

La antigua Calle Real, hoy Colombia tiene unas veinte manzanas y muchísimas casas. Si bien hoy en día unos cuantos inmuebles históricos aledaños a la Plaza Bolívar han sido restaurados, muchísimas de sus centenarias casas lucen abandonadas y muchas en peligro de derrumbe o deterioro mayor. Especialmente las aledañas al Puente Morillo, muchas de las cuales están invadidas u ocupadas ilegalmente presentan un aspecto lamentable, que deterioran la imagen del centro histórico de la ciudad. Preferimos no comentar sobre sus ocupantes ilegales.

 
Esas son las casas donde nació Valencia y nos cuentan la historia de sus gentes y sus acontecimientos. Sus portales vieron desfilar ante ellas a Miranda, Bolívar y Páez. Alguna de ellas conoció a Bóves y a Morillo. Miguel Peña, Pedro Castillo y Fernando Peñalver conversaron en esos zaguanes. Crespo y Castro saludaron a la gente asomada en sus ventanales. Muchos de estos personajes entraron a sus salones o descansaron en sus dormitorios.
Poco se hace pintando e iluminando el reducido entorno de la Plaza Bolívar si dos cuadras más abajo encontramos un paisaje de miseria, ruinas invadidas, y gentes sin oficio. Así no puede haber recuperación que valga, no habrá turismo urbano y la gente que pudiera venir a invertir y activar la economía de casco histórico no se sentirá segura para disfrutar lo bueno que ya se ha hecho.

 
Por lo menos para empezar a recuperar de verdad el centro histórico se requiere una intervención social y una limpieza y adecentamiento de las fachadas de toda la calle Colombia. Por la antigua Calle Real de Valencia se debe empezar. Las autoridades municipales tienen la palabra.