Un día de lúgubre tonalidad grisácea parece adueñarse de todo. Resuena, como sardónico acorde, desde una vetusta gramola aquel recordado porro de melodía y lírica sabrosona que repite “La múcura está en el suelo, ay mamá, no puedo con ella, me la llevo a la cabeza, ay mamá, no puedo con ella y es que no puedo con ella, mamá no puedo con ella”. Una incesante llovizna cae dramáticamente sobre una disminuida concurrencia. El escenario adquiría el perfil de un formal y litúrgico réquiem. La oscura vestimenta caracterizaba a los dolientes, esos hombres y mujeres confundidos entre el olor a nardos y café. Los falsos deudos juntan desesperadamente el aliento, sintiendo que cueste lo que cueste deben mostrar que el velorio es de ellos y solo ellos tienen el derecho a llorar. Pero son pocos y mienten. En vano acumulan hipos y desmayos. Las primarias han fallecido y sus afligidos promotores abandonan, de manera discreta, el despiadado velatorio. Hace meses, entre fervor, emoción e irreverencia, se designaba una confusa instancia que los diferentes cónclaves partidistas de un sector de la oposición llegaban a denominar como la Comisión Nacional de Primarias, que se encargaría de dirigir el proceso para seleccionar al abanderado para los próximos y ya cercanos comicios presidenciales. Los altivos cabecillas de la “ilustre” CNP se ufanaban de sus aquilatadas y engañosas trayectorias, se ungían como la voz moral o figura ética de la patria y colocaban fecha al evento electoral. Ante la prometedora pero manipulada retórica, empezaban a desfilar un interminable contingente de aspirantes que pugnaban por convertirse en el abanderado de unos de los variopintos sectores de la destartalada oposición criolla. El primer desengaño arribaba con la inscripción de todos aquellos venezolanos que se encuentran radicados en otras latitudes, en el extranjero. Y es que el trillado discurso de la cuestionada dirigencia opositora ha replicado que más de 8 millones de venezolanos han abandonado el país para buscar nuevos destinos y mejor suerte, pero que se iban a pronunciar categóricamente con su activa participación en las fallidas primarias. La improvisada CNP establecía un digital registro y anunciaba que se iba a producir un verdadero aluvión de inscritos y que tenían la certeza que todo el sistema y las aplicaciones virtuales iban a colapsar ante las multitudinarias manifestaciones por participar en el evento primario. Llegaba el día para anunciar el profético desbordamiento de voluntades inscritas desde el extranjero, pero la falaz CNP extrañamente otorgaba una prórroga alegando que era supremo deber garantizar el concurso de todos los venezolanos. Cumplido el aplazamiento, no había espacio para evadir u eludir el transcendental pronunciamiento y allí toparse con la desilusión y el chasco, ya que anunciaban que solo 397.168 venezolanos en el exterior habían formalizado su registro. Ante esta verdadera hecatombe espiritual, algunos connotados miembros de la truhán CNP optaron por presentar su dimisión, alegando que esa irregular instancia presentaba irreversibles problemas para llevar adelante la realización de cualquier tipo de comicios, que privaba una absoluta improvisación y que algunos miembros no tenían la debida imparcialidad para acometer la ardua labor. Todo empezaba a derrumbarse contando con la diaria pugna y ataques entre los diferentes aspirantes, en el permanente y entretenido espectáculo que le han presentado, por décadas, al país. Un famélico candidato llegaba a expresar “Debemos decir la verdad, aquí no hay ambiente para la realización de primarias, vamos directamente hacia un rotundo fracaso, no hay ningún tipo de motivación”. Otra de las candidatas, cargando desde el 2015, con una extensa inhabilitación de 15 años, alegaba “El proceso primario no tiene ningún tipo de sentido y tendremos que recurrir nuevamente a la ayuda de la comunidad internacional”. La múcura está en el suelo, mamá no puedo con ella.

Pero dentro de las deserciones de la impúdica CNP está la mismísima vicepresidenta de la cuestionada instancia, María Carolina Uzcategui quien al presentar su irrevocable renuncia llegaba a alertar que la primaria fue deliberadamente liquidada y revelaba un verdadero festín de irregularidades en la organización y ejecución del proceso comicial opositor. La ex vicepresidenta de la embaucadora CNP señalaba que este ejercicio democrático perdió el objetivo inicial y se convirtió en “una puja, en una pelea de intereses contrapuestos con agendas distintas al interés colectivo, la primaria nació de la necesidad de solucionar el problema de unidad que atraviesa la oposición venezolana, y que hasta el momento no ha solucionado, hoy el país no tiene claro si se va a escoger un candidato con posibilidades de llegar a Miraflores o el nuevo jefe de la oposición para desviarnos de la ruta democrática”. Igualmente María Carolina Uzcategui alertaba a todo el país que el actual cronograma electoral se realizó orientado a la ejecución de una primaria automatizada con el CNE pero que en la actualidad sólo se tiene una primaria auto gestionada para la cual el cronograma inicial dejó de ser efectivo. “Nunca hubo la intención de incorporar al CNE, porque se quería tener el absoluto control sobre las cifras y de esa manera poder manipularlas” sentenciaba categóricamente la ex vicepresidenta. De igual estridente tono acusaba que la impostora CNP presentó retraso en la publicación del Registro Electoral, que debió ser publicado el pasado 31 de julio, pero después de un mes colocaron una desprolija página donde el inocente elector pudieran constatar su respectivo centro de votación, pero sin aclarar el origen de esa digital data. “Todo se trata de una verdadera farsa por parte de CNP”. Obviamente el delictivo comportamiento de la CNP ha encontrado repudio por parte de amplios sectores del país, que con verdadero asombro y estupor han constatado la continuidad de la estafa serial de la inoperante oposición. Desde la primera expresión partidista de Venezuela, desde el PSUV, se alzaba la voz de su vicepresidente, Diosdado Cabello, quien expresaba, sin ningún tipo de reserva, el sentir de todo un país ante este nuevo elaborado ardid. Diosdado afirmaba “La oposición anda desesperada, convocan a un gran fraude a su propia gente y le dicen al mundo que son modelos a seguir, un desastre, usan los datos de los venezolanos para hacer creer que una gran mayoría participará en su fraude. Nosotros Venceremos”. Por ello la rigurosidad del litúrgico réquiem de la fenecidas primarias. Todo es dolor y luto, llanto y resignación. En el fondo de una vivienda aledaña al luctuoso recinto se podía escuchar en una suerte de compasiva melodía “La múcura está en el suelo, mamá no puedo con ella”. Y esa es la verdad.