Luis Heraclio Medina: La historia del Puente Morillo
Antes de la construcción de este puente, para llegar a Valencia desde el Este, era necesario “vadear” el río
El llamado “Puente Morillo” es el primero que se construyó en nuestra ciudad para poder pasar sobre el río Cabriales. En realidad nunca se “bautizó” con ese nombre, sino que la gente lo llamó de esa manera. Fue construido en los tiempos de la guerra de independencia, durante los años en los que el general realista Pablo Morillo gobernaba la provincia, en tiempos en que el miitar realista vivía en nuestra ciudad (1818-1820) luego de recibir una grave herida de lanza que lo llevó a las puertas de la muerte en la batalla de La Puerta (entre los estados Aragua y Guárico, no confundir con La Puerta de Trujillo).
A Morillo le gustaba mucho nuestra ciudad, donde convaleció de sus heridas y se cuenta que también acudía frecuentemente a las aguas termales de Trincheras para otros tratamientos médicos.
Antes de la construcción de este puente, para llegar a Valencia desde el Este, es decir, desde Maracay, Caracas o Guacara, era necesario “vadear” el río, en uno de sus puntos mas llanos, ubicado mas al Sur del actual puente, en un lugar conocido entonces como “el Paso Real”, que accedía a la antigua Calle Real. En tiempos de invierno cuando crecía el cauce era peligroso o imposible cruzarlo por los fuerte de la corriente del Cabriales en aquellos tiempos.
En una gestión muy provechosa para la Valencia colonial, el general Morillo realizó varias obras de importancia, tales como la construcción de la torre sur de nuestra Iglesia Matriz, hoy Catedral, el empedrado de varias calles, la construcción de un nuevo cementerio y el puente, financiado por el gremio de pesadores de Valencia, con la utilización de los prisioneros de guerra patriotas como apoyo de mano de obra a los obreros y alarifes que ejecutaban la obra. En las actas del cabildo valenciano podemos leer las incidencias de la construcción de la obra, los montos pagados por los materiales, quienes fueron los contratistas y hasta lo gastado en la manutención de los presos de guerra y sus guardianes.
Con el transcurso de los años el puente se fue deteriorando, sumida Venezuela en guerras civiles, con gobiernos cortos que gastaban la mayoría de sus presupuestos en apertrecharse para los conflictos intestinos, seguramente no había dinero para mantenimiento o reparaciones. Así llega el año de 1903 y con la llegada de un crudo invierno y una crecida del Cabriales el puente queda casi totalmente derrumbado. Es casi imposible pasar en coche y hasta algunas personas estuvieron a punto de morir al caer al río, como lo denunció la prensa local en esos días.
Se llegó al extremo de colocar una viga férrea, del tren o del tranvía para que por ese delgado hierro la gente pudiera pasar de un lado a otro, con el consiguiente riesgo para su vida.
Es así como en diciembre de 1903 el gobierno de Cipriano Castro “El Restaurador” inicia la reconstrucción, más que reparación del puente, encargándosela a Malussena, el famoso arquitecto que tantas obras dejó como legado de su capacidad profesional. El primero de junio del año siguiente, luego de seis meses de arduo trabajo fue reinaugurado el puente. En esos días, un grupo de adulantes del presidente Castro, integrantes del Concejo Municipal de Valencia, propusieron renombrar al puente como “Puente Restaurador” como alabanza al dictador Castro. El presidente, megalómano incurable, dijo en el discurso de inauguración que “la naturaleza parece ponerse de acuerdo con mi revolución restauradora, porque destruye lo antiguo para que la revolución construya lo nuevo, lo moderno”. Aún así, la gente no aceptó el nombre que trataba de imponer el Concejo Municipal y continuó llamando a su viejo puente “Morillo”.
Años mas tarde, ya en el siglo XXI ahora no un megalómano, sino un político foráneo que en mala hora condujo los destinos de nuestra ciudad, también trató de cambiar el tradicional nombre del puente, tratando de llamarlo “Puente de los Patriotas”, por los patriotas presos que trabajaron en su construcción, pero mas tarde que pronto el pueblo valenciano rechazó el cambio de nombre.
Poco tiempo después ese alcalde terminó preso y destituido.
Por Luis Heraclio Medina Canelón