Opinión
Cita con la historia: Abril 1956, inicio de la moderna industrialización de Valencia
"Hoy todos conocemos las zonas industriales de Valencia"
28 de abril de 2023
Opinión.- Hoy todos conocemos las zonas industriales de Valencia y sabemos que a nuestra ciudad se le conoce como la “ciudad industrial” pero, ¿cómo comenzó todo esto? Eran los años 50, tiempos de modernización y grandes obras civiles. Pese a que había una “dictadura”, las autoridades municipales estaban compuestas mayormente por hombres comprometidos con la prosperidad de su ciudad, quienes obedecían a los intereses de la comunidad y no a un partido político. Una serie de factores se conjugan para convertir a Valencia en la ciudad industrial: su ubicación cerca de un puerto y la capital y equidistante de casi todo el país, la abundante agua y un terreno a salvo de terremotos. El primer paso lo da el Concejo de Valencia, presidido por Eduardo Celis Sauné, con motivo de celebrarse en la ciudad la Asamblea de Fedecámaras, al dictar una resolución ofreciendo terrenos y exoneración de patente de industria y comercio por varios años a las empresas que se instalen en la ciudad. Luego, el 3 de abril de 1956, bajo la presidencia de Lorenzo Araujo Ecarri, se dicta la primera “Ordenanza Reguladora de ventas de terrenos en la Zona Industrial”.
Se destinan para las industrias 8 millones de metros cuadrados con exoneración del impuesto por 2 años, lo que más tarde se eleva a 5 años. La zona industrial, planificada por autoridades locales, sin autorización del poder nacional, se dotó de los servicios con una correcta planificación y se dividió en dos zonas: una al sur para la industria pesada y la otra al norte para la industria liviana. Bajo la presidencia de Teodoro Gubaira en el Concejo se constituye la primera Comisión de Urbanismo que estableció, dentro del plano regulador de la ciudad, la Zona Industrial, donde se reservaron los primeros ejidos para el desarrollo de la misma. Más adelante, en 1958, con el impulso del concejal Luis Núñez Pérez, la municipalidad creó la Fundación para el Mejoramiento Industrial y Sanitario de Valencia (Funval) para dirigir estímulos a los compradores de las par- celas de la zona industrial, mientras que las autoridades del poder central, tales como la Corporación Venezolana de Fomento (CVF) se negaba a avalar créditos a los nuevos proyectos.

Una vez más el centralismo torpedeaba los intentos de desarrollo de la ciudad. Una de las primeras empresas en establecerse fue nada menos que la Ford, que compró al contado 42 hectáreas, en una demostración indubitable de confianza en el proyecto, en la municipalidad de Valencia y en el país. Esta demostración trajo consigo una lluvia de interesados en estar al lado de la poderosa transnacional, que empezaron a instalarse en la zona con un efecto dominó, ya que las grandes empresas necesitan otras medianas que les surtan de piezas, repuestos y servicios y, a su vez, las empresas más pequeñas, principalmente en el ramo automotriz y metalmecánico, todo lo que conlleva a crear innumerables fuentes de producción, trabajo y riqueza. Por ser la Ford la gran empresa pionera en establecerse en la zona industrial, se bautizó con el nombre de “Henry Ford” a la avenida principal de la zona, lo que en ese momento trajo la protesta de los sectores comunistas adversos a las empresas norteamericanas, a quienes poco les interesaba los trabajadores bien pagados, con seguridad social y todos los beneficios que acarrea una empresa de esa categoría. Otras de las empresas pioneras fueron Grasas de Valencia, Negroven, Cartones Nacionales, a las que siguieron Sherwin Williams, Dupont, Colgate, Kraft, Galletera Carabobo, Pastas Carabobo, Jhonson y Jhonson, Owens Illinois, Venoco, Quaker, Oxicar, Armco, Frica, Cocacola, Heinz, Cabel y muchas otras que no puedo mencionar por falta de espacio. A partir del 2000, nuevamente la sombra del centralismo y el intervencionismo estatal se cierne sobre los sectores productivos. De los miles de establecimientos de la zona industrial, muchísimos han cerrado sus puertas. Esperamos ver mejores tiempos.

M.C. de la Academia de Historia del Estado Carabobo
Por Luis Heraclio Medina 
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VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde