La primera que debemos mencionar la refiere el general Rafael Urdaneta en sus “Memorias” y es en el mes de marzo de 1814, en el primer asedio de Valencia. Se trata de la que nosotros llamamos la “Mártir de Valencia”: Angela Lamas, una linajuda dama que fue murió en aquellos momentos de desesperada resistencia en contra de las tropas realistas. Es la única mujer que el defensor de Valencia menciona con nombre y apellido. Pero Urdaneta también menciona en aquel hecho a dos mujeres de lo que se llamaba “de las castas inferiores”, cuyo papel en el asedio de Valencia debe ser recordado: la primera es una “parda de San Carlos” que es quien anuncia a Urdaneta que Bóves se retira del asedio. La otra mencionada por Urdaneta es una india de Los Guayos, a quien Bolívar convence para que se introduzca en la ciudad sitiada para informar a Urdaneta de la pronta llegada de los patriotas.
Luego, en junio del mismo año, tenemos a la hidalga Mercedes Párraga, la joven esposa del comandante José María Ortega, que durante el segundo asedio de Valencia, y ante la eventual ejecución de su esposo, logra la intervención del comandante realista Cajigal, que le facilita la fuga hasta Patanemo, donde cuidará a su marido herido hasta la recuperación.
Poco tiempo después aparece la historia de Teresita Heredia, una costurera de Valencia oriunda de Ospino, personaje sumamente interesante, una especie de espía o Mata-Hari criolla, que según los registros y expedientes realistas continuamente se ve acompañada de hombres en situaciones irregulares y peligrosas. El gobernador de Valencia le impone el castigo infamante del “emplumamiento”, consistente en hacerla conducir por las calles, amarada sobre un burro, desnuda y embadurnada de melaza y cubierta de plumas a son de los tambores, mientras se leían en voz alta sus delitos. Años después volverá a ser detenida, ahora en Caracas, y luego de enjuiciada será expulsada de la provincia. Su historia consta en los archivos de los “delitos de infidencia” publicados por la Academia Nacional de la Historia.
En 1820 tenemos a la más importante de las heroínas de Valencia: Josefa Antonia “Chepita” Zavaleta, una criolla de las principales familias, quien a principios de ese año está seriamente implicada en un plan subversivo que implicaba a buena parte de la sociedad valenciana y hasta al alcalde de la ciudad en un golpe de mano para tomar la población y matar al general Pablo Morillo. Muchos de ellos serán ejecutados y Chepita, luego de enjuiciada, será desterrada. Se la menciona en “El Correo del Orinoco” y en los papeles de Pablo Morillo.
En 1821, durante la batalla de Carabobo, mueren dos mujeres, tal y como deja constancia en un escrito el oficial republicano Emigdio Briceño, presente en el combate. Los cuerpos de estas dos mujeres, vestidas de hombre, fueron descubiertos entre los cadáveres al disponer de los restos mortales de las víctimas de la refriega. El “soldado desconocido” venerado en la tumba del monumento de Carabobo también fue mujer.
