Eso prendió la chispa de una protesta que rápidamente se difundió en las principales ciudades del país; aunado a la falta de respuesta inmediata del gobierno recién electo de Carlos Andrés Pérez y a las imágenes trasmitidas por los medios de comunicación desde tempranas horas, se convirtió en un polvorín que trajo hechos lamentables de muertos y heridos; pero en especial la herida de muerte del sistema democrático venezolano. Algunos señalan que fueron las medidas del "Gran Viraje" que el Presidente Pérez anunciaba al país, lo que desencadenaba aquellas olas de protestas y saqueos. Pero para ese momento no se habían aplicado dichas medidas. Solo una se había comenzado a aplicar, era el aumento de veinticinco céntimos (un medio) del precio de la gasolina desde horas de medianoche. Hay quienes señalan que fue un reacción provocada por el desabastecimiento, la inflación, el desempleo que se arrastraba de años atrás. Lo cierto es que quienes levantan sus banderas para conmemorar esa fecha, alegando que es un fecha propicia a la “Revolución y Socialismo del Siglo XXI”, argumentado sus razones para esa "rebelión popular", hoy ellos mismos, tienen hundido al país en peores condiciones sociales, económicas, éticas y políticas. Destruyeron todo lo que había construido la democracia, y degeneraron en un gobierno autócrata, ineficiente, ineficaz y corrupto. Podemos mirar lo que ha pasado en el mundo, en esos 34 años, desde esas fechas a nuestros días, y podemos confirmar nuestro atraso en todos los aspectos de la vida nacional. Si esos años se hubiesen utilizados para el desarrollo y progreso del país, ¿Dónde estaría Venezuela? Echemos una mirada a lo que ha pasado en otras latitudes en el mundo. Países empobrecidos como Vietnam, producto de las guerras, se han desarrollado. Brasil, China, India, Panamá, Perú, República Dominicana, Chile, Costa Rica, Uruguay, Colombia, Paraguay, Honduras con crecimiento per cápita alto y medio, pero a todas luces superior al de Venezuela. Colombia es un caso particular para los venezolanos, porque en aquellos tiempos, estaba asediada por la guerrilla y el narcotráfico. Miles de miles de colombianos huían de esa tragedia y vinieron a parar a Venezuela; hoy se nota avance y desarrollo en ese país y, somos nosotros lo que huimos ahora al de ellos. Hemos perdido en estas tres décadas grandes oportunidades de crecimiento y desarrollo, en que Venezuela pudiera estar en los primeros lugares de crecimiento humano y per cápita. Nos señala Moisés Naim en el libro "La Rebelión de los Náufragos", de Mirtha Rivero, que los errores cometidos por Pérez "los líderes de entonces se los cobraron demasiado caros. Y no se los cobraron al grupo de gobierno y a Pérez, sino se los cobraron al país y, a fin de cuentas, a sí mismos. Todos seguimos pagando a diario las consecuencias del fracaso en la aplicación de las reformas de Pérez, sobre todo los pobres y la clase media devastada por el estancamiento económico, la inflación y la desesperanza". Nada más acertado que este comentario hecho por este personaje que formó parte del tren de gobierno en el segundo mandato del presidente Carlos Andrés Pérez. Si la clase política de aquel entonces, hubiese entendido aquellas reformas que necesitaba el país, que ya para el primer trimestre del año 1992 mostraban a Venezuela con un crecimiento de un 10%, el más alto de la región, otra historia estuviéramos viviendo los venezolanos. Pero bueno, nunca es tarde para recuperar el camino y el 2024 nos ofrece esa oportunidad, ojalá no la desaprovechemos.