Opinión.- En la historia criminal de nuestra región tenemos que una de las situaciones más complicadas para los cuerpos de seguridad del Estado son las situaciones de rehenes en las cuales un delincuente, muchas veces enajenado, toma como rehenes o como escudos humanos a personas inocentes. Allí hay que trabajar con mucho tino para no desencadenar una tragedia.

Era una tarde de sábado de 1997. En el edificio a Aventino de esta ciudad se desarrollaba un drama pasional. Douglas Romero no soportaba que su mujer ya no quisiera vivir con él. Después de una acalorada discusión amenazó con matarla a ella, a su hijo y finalmente dispararse un balazo. Tomó una pistola y primero disparó contra su esposa y luego contra otra persona que trató de intermediar. Los vecinos alertados por los disparos llamaron a la policía que llegó rápidamente.

El hombre se apertrechó en el apartamento del edificio y no dejaba que los bomberos se llevaran a la mujer herida o que la policía entrara. Pasaban las horas y la situación se complicaba; el hombre estaba completamente enloquecido. Llegaron docenas de policías y bomberos para tratar de sacar a la mujer herida, pero Romero ser guía intransigente, amenazando con matar a su pequeño niño de 2 años.

El veterano comisario jefe de la PTJ, Ismael Noguera trataba de negociar con el hombre para que se entregara, pero este no escuchaba de razones. Habían pasado doce horas y la situación no variaba. Ya eran las 4 de la madrugada del domingo y el cansancio hacía mella en secuestrador rehenes y funcionarios actuantes.

El comisario Noguera y un bombero entraron una vez más para conversar con el hombre que estaba refugiado en un baño junto a la habitación donde ella hacía la mujer herida. Romero insistía en que estaba dispuesto a matar a su hijo, pero en un momento en que se cambia la pistola de la mano derecha a la izquierda Noguera aprovecha el instante y toma su pistola 9 mm y hace un certero disparo a la mano del secuestrador volándole el arma con que amenazaba al niño.

El bombero salta como una liebre y toma al bebé en sus brazos y sale corriendo del apartamento y Noguera junto con los otros funcionarios inmovilizan al sujeto. Ya todo está concluido. Con una acción profesional de la PTJ se han salvado las vidas en peligro. La mujer herida y el secuestrador son trasladados al Hospital Central de Valencia para recibir las curas y luego el hombre será procesado por lesiones y privación y legítima de libertad.