Opinión
César Burguera: Unidad Revolucionaria
"Existen episodios que deben formar parte de la narrativa patria"
13 de febrero de 2023
Opinión.- La unidad roja

Existen episodios que deben formar parte de la narrativa patria. Corría el año 2015 dentro de un convulso escenario colmado de incesantes ejercicios de abierta conspiración, de deliberada desestabilización, se buscaba la exterminación, por irracionales vías, de cualquier vestigio de expresión revolucionaria. A diario se atentaba contra la soberana institucionalidad. Aquel 2015 portaba dentro de su agenda la realización de comicios parlamentarios. El CNE anunciaba el cronograma que decantaría en la elección para composición de la Asamblea Nacional. Los resultados resultaron adversos a la causa de la revolución que recibía un duro revés. Con la perenne vocación de reconocer las desfavorables cifras, se iniciaba dentro del PSUV un profundo análisis y necesaria reflexión para entender, en su exacta dimensión, lo que había sucedido. Dentro de la alta dirigencia de la tolda roja sabían que era un impostergable y necesario ejercicio. Ya en la misma sede de la Asamblea Nacional se proclamaba la culminación del vital proceso que inició su trayecto con las elecciones presidenciales de 1998, colocaban, de manera irreverente, fecha a la salida de nuestro presidente Nicolás Maduro. Un famélico y senil dirigente blanco, en la actualidad trastabillando sus últimos pasos, ordenaba el inmediato e insolente retiro de cualquier imagen del libertador Simón Bolívar y del comandante Hugo Chávez. Retornaba al hemiciclo nacional la ignominia y el oprobio. Por ello es que tres indiscutibles dirigentes del PSUV acometían la ardua tarea por entender porque el mensaje, impreso en el legado revolucionario, no había tenido resonancia popular, porque no había llegado con nitidez a la siempre consecuente militancia y base partidista, principal alegato para las innumerables victorias. El tiempo asechaba al mecanismo de revisión interna. Desde el extranjero llegaban los respectivos dictados para ejercer una inédita presión. Era la precisa hora de plantear rectificación y enmienda. Era conformar los mecanismos para reencontrarse con todo ese pueblo, salir a su directo encuentro y volver a establecer ese indisoluble vínculo afectivo y efectivo que en la actualidad se exhibe con una pasión desbordada y fervor indescriptible. Los tres fundamentales dirigentes del PSUV que les correspondió esta relevante misión fueron el presidente Nicolás Maduro, quien a la cabeza del gobierno nacional y como máxima expresión revolucionaria giraba las estrictas instrucciones para instaurar un proceso de cambio, renovación y rectificación. Era el claro mensaje del presidente a todo ese pueblo donde siempre palpitará el encendido concepto de patria. Igualmente había que difundir aquel nuevo credo a lo largo y ancho de nuestro territorio. Era transitar cada espacio del país para poder transmitir con encendido verbo y contagiante energía, avalado con su indiscutible autoridad y liderazgo, el nuevo sendero a transcurrir. Era la solida herramienta para el ineludible reimpulso del chavismo y no podía ser otro que Diosdado Cabello, que sin reserva asumió el enaltecedor deber con el pasado, el presente y futuro de Venezuela. Faltaba tal vez la más compleja de las labores, era la redefinición de la estructura organizativa del partido para una más dinámica y fluida comunicación con la base y militancia, con el ciudadano y el común, era garantizar que se consagraría figura y visión a cada uno de los leales militantes donde se les proporcionaría elevadas responsabilidades dentro de la más importante expresión partidista del país. Esa estructura fue capaz de evitar que se dispersara el mensaje y aseguró la comunión entre todos factores del PSUV, que más que partido se ha convertido en un verdadero sentimiento nacional. En ese escenario surgía Francisco Ameliach, viajero al costado desde el mismo inicio de este proceso revolucionario, inigualable experto dedicado en el empeño de confeccionar diferentes estructuras de organización que llevaban la seguridad de la contundente victoria. Ameliach forjaba el óptimo andamiaje para la recuperación, la plataforma que aseguraba el estremecedor futuro del país y por ende de toda la patria. Este es el épico episodio que será recogido, con válido orgullo, por la memoria colectiva que la extenderá por generaciones y donde se mantendrá intacto aquel inédito esfuerzo de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Francisco Ameliach.



Fervor, pasión y compromiso

Tal vez por aquella inédita gesta forjada por Maduro, Diosdado y Ameliach en aquel 2015, es que se multiplican eventos como el que se sucedió en la ciudad de Valencia y donde se procedió a la juramentación de las diferentes autoridades del PSUV en el estado Carabobo. El gimnasio “Teodoro Gubaira” y sus zonas aledañas se vieron desbordados por una indescriptible presencia de militantes, que de manera puntual, acudían a la cita con su partido, con su estado y su país. El fervor, la pasión y compromiso se confundían espontáneamente con sus alcaldes, diputados, legisladores, dirigentes y concejales. Todos al unísono celebraban el arribo del primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello que volvía a insuflar, a través de su aguerrido verbo y energía, ese peculiar orgullo de ser chavista. Diosdado Cabello llegaba acompañado por el gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, quien ejerce impecablemente su blindado liderazgo en la región, ese mismo que se extiende por los catorce municipios de nuestro venerado territorio. La retórica, el discurso de Diosdado y Rafael se presentaban con similar vehemencia, era el reconocimiento al diario y consecuente esfuerzo y llamaban enfáticamente a la necesaria unidad revolucionaria para asumir los retos que inexorablemente se avecinan. Era volver a retumbar, en una imponente sede, la clara instrucción de “Una sola voz, Un solo gobierno”. Diosdado al finalizar la inolvidable jornada de reafirmación partidista, llegaba a manifestar, con inocultable orgullo, “Que bonito acto, debo hacer un reconocimiento al estado Carabobo, aquí donde nació la patria. Hoy en la juramentación observamos alta moral, los rostros de la gente dispuesta para la batalla y estoy seguro, no tengo ninguna duda. Salgo satisfecho y feliz por lo que acabamos de ver en Carabobo y aquí va mi hermano Rafael Lacava con nuestro partido, como siempre. Que viva la patria”. Igualmente y a través de sus redes sociales se pronunciaba Francisco Ameliach, nacido en este histórico territorio, para dejar constancia de su plena satisfacción por la magnitud que asumió la juramentación de los cuadros y autoridades del PSUV. Ameliach, el insustituible gestor de maquinarias y estructuras, llegaba a expresar “Conozco a Rafael Lacava desde hace 24 años. Hemos tenido muchos encuentros y algunas diferencias en el modo de hacer política. Estoy seguro de la lealtad de Lacava al proceso revolucionario, al PSUV y al presidente Nicolás Maduro”. Y es que la consigna parece inalterable “Que viva la patria, que viva el PSUV y la Unidad Revolucionaria”. Y esa es la verdad.



Por César Burguera


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VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde