Opinión
Luis Heraclio Medina Canelón: El 11 de diciembre y Monseñor Ametralladora
"Cita con la historia"
9 de diciembre de 2022
Para de 1946 toda Venezuela vivía un clima enrarecido desde el punto de vista social y político. El gobierno de facto surgido del sangriento golpe de estado en contra de Medina Angarita, en el cual una alianza de unos militares encabezados por Marcos Pérez Jiménez y Carlos Delgado Chalbaud asociados a Rómulo Betancourt y su partido AD produjo un ambiente de conflicto a todo nivel. El gobierno “revolucionario” de Betancourt perseguía a los simpatizantes de los gobiernos de López Contreras y Medina, con gran número de presos y exiliados, clausura de periódicos y revistas, atacaba a la educación privada y a la iglesia católica e implementaba una administración sectaria exclusivamente integrada con miembros del partido, a lo que se sumaba la existencia de unos “colectivos” armados llamados los “cabilleros” o “milicianos” del partido que sembraban el terror en la oposición y la creación de unos “tribunales especiales” para perseguir a los enemigos del régimen.
 
Densos sectores de la sociedad, añorando los tiempos de absoluta libertad de López y Medina, los únicos en nuestra historia que no tuvieron ni crímenes o presos políticos, ni exiliados, ni torturados comenzaron a conspirar contra Betancourt y su Junta Revolucionaria de Gobierno. A estos civiles se unieron algunos sectores militares que se sintieron decepcionados del giro de la llamada “revolución de octubre”.

Es así como se fragua un intento de golpe de estado que estalla el 11 de diciembre de 1946 con movimientos cívico-militares en Valencia, Maracay y Trujillo y Caracas.
 
En Valencia se rebela la guarnición, comandada por el teniente coronel Juan Pérez Jiménez, hermano de Marcos Pérez Jiménez, jefe del estado mayor para el momento. Por el lado de los civiles se encuentran comprometidos en el golpe la “crema y nata” de Valencia: médicos, abogados, jueces, comerciantes, productores agropecuarios. Entre aquellos carabobeños notables recordamos a Luis F. Waskier, Darío Hoffmman, Atilio Galli, Carlos Enrique y Luis Felipe López, los hermanos Betancourt y Galindez, Amílcar Gómez, Armando Celis Saune y hasta monseñor Bernardo Heredia cura párroco de Guacara y líder popular, sacerdote con gran reputación en la colectividad y con fama de “hombre templado”.
 
Ese día en la madrugada, y aún antes de que los militares tomaran sus posiciones, los civiles comandados por el cura Heredia, metralleta en mano toma la gobernación y hace presos al gobernador Manuel García y a varios dirigentes de AD.
 
Cuenta Oscar Yanes que:

“El cura Heredia a punta de ametralladora obligó a hablar por radio al Gobernador para que anunciara que el golpe había triunfado. La treta del cura terminó de sembrar la confusión en la propia ciudad de Caracas y hasta en el diario El País, vocero de Acción Democrática, los trabajadores comenzaron a comentar en voz baja:

-¡Cayó Valencia¡Esta vaina se jodió.

En horas de la tarde los alzados habían logrado el control total del Estado Carabobo sin hacer un solo tiro y sin derramamiento de sangre. Pero en Caracas el movimiento es abortado tempranamente. En Maracay se alzan algunos componentes de la aviación y algún avión sobrevuela Caracas dejando caer unos volantes, pero el ejército leal al gobierno toma las bases aéreas. En Trujillo los alzados logran mantenerse rebeldes por varios días, pero terminan por rendirse al quedar solos en el movimiento.
 
Los alzados de Valencia, al quedar solos terminan también por rendirse. Los conspiradores son encarcelados. Muchos de ellos son torturados, entre ellos el cura Heredia, a quien se lanzaban excrementos al calabozo.
 
En 1947 el nuevo gobierno de Gallegos indultó a los comprometidos en el golpe. En 1948 los mismos militares que llevaron a los adecos al poder los derrocaron. El cura Heredia fue designado capellán militar y fue activo colaborador del nuevo gobierno, promotor deportivo, fundador de Radio América y director del diario La Religión. En tiempos del gobierno de Rafael Caldera fue capellán de Miraflores. Un cura con la sotana bien puesta.
 
Por Luis Heraclio Medina Canelón
M.C. de la Academia de Historia del Estado Carabobo.

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VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde