Opinión
Farandulazo: ¡Soy un hombre divertido!
"La obra de Guillermo Vizcaya no es una oda a Wilfrido Vargas (autor del tema musical homónimo) o al merengue dominicano de los ochenta, aunque pareciera serlo"
2 de diciembre de 2022
Opinión.- La obra “Soy un hombre divertido” de Guillermo Vizcaya no es una oda a Wilfrido Vargas (autor del tema musical homónimo) o al merengue dominicano de los ochenta, aunque pareciera serlo. En realidad, en ella el joven dramaturgo barinés Guillermo Vizcaya muestra una crítica a la sociedad que no acepta la unión de parejas con preferencias de edad u orientación sexual diferentes. La pieza fue presentada la semana pasada en el teatro del Lay Yin China Bistró, en el marco de la celebración de los 23 años del grupo teatral “Los Lunáticos”.

Especialmente, la puesta en escena muestra la actitud de algunas personas de impedir las uniones concebidas bajo patrones distintos, quienes abusan de su posición generacional, ofendiendo a quienes intentan entregar su amor bajo estas formas. Todo esto es presentado en tono de comedia, intercalado con un montaje paralelo que deja escuchar música de merengue (en grabaciones originales), provocando un verdadero jolgorio en los actores, quienes rompen la cuarta pared invitando a las damas del público para que bailen con ellos, formando un barullo inesperado.
 
Hay que destacar también otro montaje paralelo, que no se basa en la música merenguera. Este muestra unas danzas trabajadas con mucha delicadeza, muy atractivas desde el punto de vista plástico; así como aquellas escenas en las cuales los actores recitan unos versos, sobre la pista de uno de los merengues utilizados para la puesta en escena. ¡Son magistralmente excelentes!

Y aunque pareciera que estos montajes paralelos interrumpe la continuidad dramática de la pieza, no es así; lo que sucede es que la recurrencia de los mismos hace que el público olvide por momentos el contenido principal de la trama, que parece quedar a un lado, y se centra en el guateque que – por lo repetitivo – lleva al espectador a un clímax de fiesta que da la impresión de que se está en un profundo relajo. En realidad, mientras esto pasa, la trama de la pieza une a las personas que se aman, sin importar sexo o edad, a la vez que muestra la manera en la cual son excluidos de la sociedad aquellos que pretenden recriminar la diversidad.

Quizá la pieza teatral comentada tenga uno de los textos más “sucios” (por lo soez de muchas de sus expresiones); pero, la intención del dramaturgo es utilizar este texto como excusa para provocar la risa del público y plantear el tema con más facilidad, porque el sentido de la puesta en escena está en realidad en la crítica social, que es bastante particular.

En definitiva, el asunto es que muchos pueden estar de acuerdo con la unión de personas con edades diferentes o de sexos iguales; pero, una cosa es aceptar tal propuesta y otra es mirar a prototipos de estas parejas besarse en plena puesta en escena. Para lo cual hay que sentirse, simplemente, “un hombre divertido”. Lo cierto es que la obra hace reir y bailar a representantes de la misma sociedad que es objeto de crítica.
 
De parte nuestra, lo que hay son elogios para el dramaturgo y los participantes de “Los Lunáticos” por esta genial pieza que ya va por su séptima presentación en menos de un año. Vayan extensivos los aplausos para la productora Irene Gómez y el empresario Federico Chang, que apoya estas iniciativas artísticas.
 
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VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde