Opinión.- Todos los sectores que hemos abordado hasta ahora aspiran a primarias incluyentes, en la cual puedan participar todos los partidos e individualidades que quieran hacerlo.

Solo de esta manera se puede disminuir la posibilidad de candidaturas que quieran dividir los votos opositores.
Ahora bien, los integrantes del G4 tienen que comprender que no hay argumento ninguno, que pueda estar por encima de la aspiración de todo un pueblo de salir de esta pesadilla que ha sido este gobierno.

Nosotros en AD entendemos perfectamente el valor de la unidad opositora, de la consolidación de un gran movimiento de todos los sectores del país, que aspiramos un cambio de rumbo en la política y la economía. AD está dispuesta a contarse en unas primarias incluyentes, no solo con la simple participación de su candidato, sino en la elaboración de toda la estrategia electoral que eso conlleva.

Tenemos suficientes recursos humanos, formados en el área electoral, que pueden perfectamente ayudar en el aspecto técnico que se necesitaría para llevar con éxito el proceso electoral opositor. No queremos ser convidados de piedra, sino artífices junto a la sociedad civil, en ese hecho histórico que será el centro de la atención de todo el mundo. Porque el candidato que de allí salga, debe salir blindado en confianza y legitimidad absoluta, para iniciar la gran campaña admirable para sacar al presidente Nicolás Maduro del poder. Si las primarias, por terquedad, vanidad, egocentrismo, soberbia, no logran ser incluyentes, el candidato que resulte electo de allí no podría tener la legitimidad de todo el sector opositor y del país. Por ello debe privar la sindéresis en estas horas difíciles para la República y para el ciudadano agobiado por la pérdida absoluta de la calidad de vida.

El país no se ha arreglado nada, los hospitales, las escuelas, los servicios de agua, luz, Internet, sueldos y salarios, pensionados y jubilados, siguen en la miseria, solo hay una burbuja de bienestar para un pequeño grupo de personas, pero la gran mayoría en situación de dificultad de toda índole. Acaba de finalizar una protesta por el reclamo justo que hacen nuestros docentes activos, jubilados y pensionados por sueldos y pensiones que no alcanzan para nada.

¿Quién puede pensar que Venezuela se ha arreglado, solo porque hay bodegones, conciertos, autopistas y calles pintadas? Y pregunto: ¿Y el aparato productivo, y las zonas industriales, y nuestra industria agropecuaria y ganadera, que ha pasado con ellas?

Queremos calles y autopistas iluminadas, pero también queremos un sistema sanitario capaz de atender a todos los venezolanos por igual y de manera oportuna. Liceos y escuelas donde hayan espacios dignos, limpios, dotados de tecnología para la enseñanza y el aprendizaje. Queremos una Venezuela, donde la tolerancia del gobierno frente a la disidencia sea en perfecta alineación con el respeto a los derechos humanos. Sin presos políticos.

¿Quién puede protestar en un país arreglado, donde funcionen los servicios públicos y haya sueldos dignos?

Por ello sabemos que el 80% de los venezolanos rechaza esta manera de gobernar al país. La "revolución acabó con el país". No las sanciones, ni nada de ese cuento. La corrupción, la ineficiencia, la incapacidad y la excesiva politización y militarización de la administración pública, acabaron con la calidad de vida de los venezolanos. Hemos señalado que este gobierno es el más corrupto de la historia republicana.

Por todo ello y algo más, los sectores opositores del país debemos dejar a un lado nuestras diferencias y lograr puntos de encuentro y convergencia. Lo podemos hacer en función del país. Dejar a un lado los descalificativos, y la impertinencia de seguir pensando en opositores "puros" o "impuros". Lo que necesitamos es la fuerza arrolladora de la unidad de propósitos para ir juntos a un proceso electoral presidencial, que se presenta como una gran oportunidad para salir de los únicos responsables del desastre en el que está el país.

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