La situación se originó después de que la pareja, presentada por un casamentero, decidiera vivir junta y trabajar en el restaurante de la familia del novio, donde la mujer ayudaba. Con el tiempo, el hombre, identificado como He Feng, notó que su antigua prometida "elegía los trabajos más fáciles y comía mucho".
"Normalmente solo quería limpiar mesas y doblar la ropa", indicó He, quien añade que la mujer, de nombre Wang Chang, alegaba sentirse "demasiado débil para hacer trabajo pesado, como fregar el suelo".
Ante esta situación, el hombre decidió romper la relación y recurrir a los tribunales para exigir la devolución de su dote, que ascendía a 20 mil yuanes, aproximadamente unos dos mil 800 dólares, además de reclamar otros 30 mil yuanes, que serían cuatro mil 200 dólares, por gastos incurridos durante el noviazgo.
Llegando a un acuerdo
Después de evaluar el caso, el tribunal determinó que los gastos compartidos, como alimentación o regalos, no podían considerarse reembolsables y que la dote podría devolverse, pero únicamente bajo criterios de equidad.
Finalmente, ambas partes llegaron a un acuerdo, según el cual Wang y su padre devolverían la mitad de la dote, mientras que He renunciaría a sus demás reclamaciones.