De acuerdo a lo informado, sus familiares reportaron las detonaciones y, al arribar al lugar, paramédicos confirmaron que había perdido la vida dentro del baño de la vivienda, a consecuencia de múltiples impactos con un arma de fuego.
Por su parte testigos mencionaron que un hombre huyó en un vehículo Chevrolet tras la agresión. Las autoridades locales informaron que ya se inició una carpeta de investigación en colaboración con instancias estatales y federales para esclarecer las circunstancias del crimen.
Horas antes de su muerte, el propio Ochoa realizó una transmisión en vivo en la que mostró la ropa que vestiría ese día, vestimenta que coincidía con la encontrada por las autoridades en el lugar del ataque.
Camilo Ochoa nunca ocultó su pasado. En entrevista y transmisiones en redes sociales relató que perteneció al Cártel de Sinaloa hasta 2014, cuando operaba como sicario en Mazatlán y llegó a controlar una plaza en medio de violentos enfrentamientos con rivales.
Entre sus relatos, destacó el intento de asesinato en su contra, así como roces con Dámaso López Núñez, alias "El Mini Lic". También narró que en 2004, mientras trabajaba en el negocio familiar de comida rápida en Nuevo Laredo, Tamaulipas, fue secuestrado por integrantes de Los Zetas, episodio que aseguró cambió el rumbo de su vida, indicó El Universal.
Tras abandonar el crimen organizado, Ochoa se convirtió en figura pública en redes sociales, donde aseguraba que su objetivo era advertir a los jóvenes sobre los riesgos de involucrarse en el narcotráfico. Su estilo directo y sin filtros le ganó seguidores que lo veían como un ejemplo de redención, pero también críticos que lo acusaban de glorificar la violencia.
En enero de 2025, su nombre volvió a ocupar titulares cuando circularon panfletos en Culiacán que lo vinculaban con Los Chapitos, junto a personalidades como el cantante Peso Pluma y el influencer, Markitos Toys.