El fuego, que ya abarcaba 500 acres, o 202 hectáreas, consumió el Grand Canyon Lodge, un complejo con casi un siglo de historia que incluía 23 cabañas de lujo y 91 regulares, en el Borde Norte del Gran Cañón, cerca de la frontera de Arizona con Utah, según informó el Servicio Nacional de Parques (NPS, en inglés).
Las llamas, que se esparcieron desde el sábado por vientos que alcanzaron las 40 millas por hora (64 kilómetros por hora), también dañaron entre 50 y 80 infraestructuras, incluyendo edificios administrativos del NPS y otros para visitantes, por lo que el Borde Norte cerrará por el resto de la temporada.
"No se han reportado heridos ni la pérdida de vidas, y todos los trabajadores y residentes evacuaron con éxito el área antes el fuego se extendiera", indicó el NPS en un informe.
Los funcionarios de Arizona lamentaron la destrucción del Grand Canyon Lodge, el único sitio de alojamiento dentro del Borde Norte del parque, que primero abrió en 1928 y se reinauguró en 1937 tras un incendio que destruyó la infraestructura original en 1932.
La gobernadora, la demócrata Hobbs, exigió una "investigación completa e independiente" de la gestión del siniestro, al denunciar que "el Gobierno federal decidió manejar el incendio como un fuego controlado durante la parte más seca y caliente del desierto de Arizona", lo que pudo haber contribuido a la destrucción.
La mandataria argumentó en X que "un incidente de esta magnitud requiere una intensa supervisión y escrutinio en la respuesta a la emergencia por parte del Gobierno federal".
"Primero deben tomar una acción agresiva para terminar con el incendio forestal y prevenir más daños. Pero los habitantes de Arizona merecen respuestas sobre cómo se permitió que este fuego diezmara el Parque Nacional del Gran Cañón", indicó.