El hombre fue detenido en Marbella el pasado 24 de enero. Su arresto fue muy celebrado en Países Bajos y en el seno de la familia real neerlandesa porque la organización criminal a la que pertenecía había amenazado de muerte a la princesa Catalina Amalia de Orange, heredera al trono.

Un día después, entró en prisión provisional, donde permaneció casi dos meses, hasta que la APM lo dejó en libertad con medidas cautelares. Ismael Moreno, juez de la AN, cursó una orden de extradición a Países Bajos, pero la Audiencia Provincial de Málaga negó el pedido alegando que Bouyakhrichan tenía causas pendientes en el país ibérico, incluido un delito de blanqueo de capitales.

Posteriormente, las autoridades de Países Bajos enviaron a Moreno una ampliación de la orden de extradición resaltando la urgencia del traslado, por lo que el juez decidió citar al abogado del cabecilla de la Mocro Maffia para comunicarle que iba a ser extraditado, sin decretar medidas cautelares ni una orden de detención que garantice el proceso. Ahora, las autoridades españolas desconocen el paradero del delincuente, por lo que Moreno ha emitido una orden de busca y captura en su contra.

Bouyakhrichan era el delincuente más buscado por las autoridades neerlandesas y considerado un histórico narcotraficante de la Costa del Sol, implicado en numerosas investigaciones policiales a lo largo de los últimos años pues funcionaba como punto de conexión de narcotraficantes latinoamericanos y europeos.

Es hermano de Samir Bouyakhrichan, asesinado en Benahavís (Málaga) en 2014 y de quien heredó el liderato de uno de los clanes más importantes de la Mocro Maffia.

Tras este asesinato, presuntamente motivado por la pérdida de un cargamento de cocaína, el clan familiar sufrió una reestructuración que permitió a la Policía obtener información relevante sobre la organización e iniciar en junio de 2018 una investigación centrada en el tráfico de droga a gran escala y el blanqueo de capitales.

Un grupo organizado

Más de 5 años después, la Policía consiguió dar el golpe a este grupo organizado, que había construido una sólida infraestructura con presencia en Málaga, Marbella, Barcelona y Melilla, además de ramificaciones societarias en Marruecos, República Dominicana, Países Bajos y Emiratos Árabes.

Llegó incluso a emplear sociedades vinculadas a la embajada española en Tailandia para blanquear sus ingresos ilícitos, aunque nunca con la connivencia de los funcionarios, según explicaron en su día los investigadores.

El grupo también blanqueaba comprando viviendas de lujo a través de testaferros y mediante el método de la ‘hawala’, un sistema informal de pago paralelo al bancario.

Los Bouyakhrichan también se han visto envueltos en enfrentamientos con los Taghi, el clan rival. Según la Fiscalía de Países Bajos, su líder, Ridouan Taghi -en la cárcel desde 2019-, organizó el asesinato del periodista de investigación neerlandés Peter R. de Vries.

Este segundo clan de la Mocro Maffia también podría estar detrás de las amenazas sufridas por la princesa heredera de Países Bajos, Amalia, o su primer ministro, Mark Rutte, aunque en un primer momento se ha vinculado a Bouyakhrichan con esas amenazas.