“El aumento de los brotes y muertes por sarampión es asombroso, pero, por desgracia, no es inesperado dado el descenso de las tasas de vacunación que hemos observado en los últimos años”, dijo John Vertefeuille, de los CDC, en un comunicado.
Dos dosis de la vacuna ofrecen un alto nivel de protección contra el sarampión. Los niños de países en vías de desarrollo de África, del Sudeste Asiático, Latinoamérica y de la India son los que corren mayor riesgo. La OMS y los CDC dijeron que las tasas de vacunación en los países pobres son de alrededor 66%, “una tasa que no muestra una recuperación del retroceso registrado durante la pandemia” de coronavirus.
El sarampión es una de las enfermedades más infecciosas y se propaga en el aire cuando una persona infectada tose o estornuda. Es más común en los niños menores de 5 años. Los síntomas incluyen fiebre, tos, secreción nasal y un sarpullido característico.
La mayoría de las muertes se debe a complicaciones como la encefalitis, una deshidratación severa, problemas graves para respirar y neumonía. Es más probable que se desarrollen complicaciones en niños pequeños y adultos mayores de 30 años.
La enfermedad también ha aumentado en algunos países ricos en los últimos años. Las autoridades de salud de Gran Bretaña advirtieron en julio que existía un riesgo sumamente alto de que se produjeran brotes en Londres, debido a que algunas zonas de la capital británica reportaron que apenas el 40% de los niños estaban vacunados.
Las tasas de vacunación contra el sarampión en Gran Bretaña no se han recuperado por completo desde las afirmaciones falsas que vinculaban la vacuna con el autismo realizadas por el desacreditado médico Andrew Wakefield hace más de dos décadas. Ningún estudio científico confirmó el vínculo, pero la investigación de Wakefield provocó que millones de padres de familia de todo el mundo dejaran de vacunar a sus hijos.