La celebración, planeada por la reconocida organizadora Mindy Weiss, causó el disgusto de los vecinos del exclusivo vecindario. La policía debió acudir a la residencia en varias ocasiones. El primer motivo fue el excesivo ruido generado por el espectáculo en vivo del artista Bruno Mars, cuya actuación elevó el volumen a niveles que superaron la tolerancia de la zona, culminando con una advertencia formal por parte de los agentes.

Posteriormente, las autoridades regresaron al descubrir que la calle frente a la propiedad había sido bloqueada por grandes setos artificiales usados como decoración y divisores de la fiesta. Dado que la organización no había gestionado el permiso necesario para su colocación, los oficiales ordenaron su retiro inmediato, lo que obligó a desmontar la decoración conforme los invitados se marchaban.

Más allá del escándalo policial, la fiesta fue un espectáculo de ostentación gracias a las joyas de diamante que lucieron las asistentes. La influencer de joyería Julia Chafe destacó en un video que el verdadero tema de la noche parecía ser el tamaño de los diamantes.

Chafe analizó piezas impactantes, como el collar de tenis de diamantes ovalados de Mariah Carey, cuyo valor estimó en cifras astronómicas: "Un solo diamante de su collar cuesta más que un año de matrícula universitaria. Esto parece tener más de seis quilates".

La experta también se centró en las joyas de la siguiente generación, como el collar de Hailey Bieber, compuesto por diamantes cortados en triángulo y superpuestos, y los pendientes de Kendall Jenner. Aunque Kim Kardashian optó por un estilo más sobrio, Chafe sentenció que las joyas más impresionantes de la noche pertenecieron a Kathy Hilton, madre de Paris Hilton.