José “El Chino” Amaya: Ejemplo de fe y amor por el fútbol
Su actitud y perseverancia lo ha ayudado a vencer una dura enfermedad
Deportes.- Desarrollarse como un atleta profesional ha sido siempre el deseo de un joven al cual la salud hace algunos años le cambio la vida, luego de recibir el diagnostico de padecer de leucemia fenotípica aguda (LBA), un tipo de cáncer sanguíneo raro y agresivo donde las células leucémicas (blastos) presentan marcadores tanto mieloides como linfoides, mezclando características de la leucemia mieloide aguda (LMA) y la linfoblástica aguda (LLA) en una sola célula, lo que complica su clasificación y tratamiento.
José Ángel Amaya desde muy pequeño empezó su formación como futbolista, y su mayor deseo luego de ser diagnosticado siempre fue poder levantarse nuevamente para poder regresar a los campos de fútbol.
Aileen Camacho, madre de José Ángel comentó que luego de conversar con los doctores y tras cumplir 21 protocolos de tratamiento, pudo retomar sus entrenamientos de manera monitoreada. Hoy día con 16 años se desempeña en las canchas como Mediocampista para el equipo de la “Hermandad Gallega de Valencia”, y aspira a poder tener un lugar en la selección U17 del Carabobo Futbol Club.
“Actualmente estoy jugando en la posición de volante 10, mediocampista ofensivo, muy contento de estar en la Hermandad tuve la oportunidad de entrar en el equipo, bueno estoy preparándome para subir de nivel y jugar elite en los nacionales”, destacó con emoción “El Chino” Amaya.
En cuanto a las funciones que José Ángel desempeña dentro del juego destacó que le gusta atacar el balón desde el centro del campo.
“Básicamente mi función del volante 10, es de repartir el juego, en el medio regularmente juegan tres jugadores, los volantes defensivos y los que atacan”, y añadió que el futbol para él es muy importante y espera poder seguir jugando.
“Estar en el campo es una sensación muy gratificante, porque puede sonar cursi, pero cuando yo juego se me olvidan los problemas o cosas que puedan estar pasando en mi vida y cuando juego futbol se me quita todo por decirlo así, es una forma de liberarme”, fueron las palabras del futbolista.
Luego de recibir el diagnostico en plena pandemia
“Me realizaron unos exámenes y me diagnosticaron ese tipo de cáncer en la sangre, lo primero que recuerdo es que cuando me informaron mis padres no sabía que iba a ser un proceso tan fuerte y lo primero que le pregunte a la doctora fue que si iba a poder seguir jugando futbol, en ese momento porque no sabía que era tan grave”, recordó.
En relación al diagnóstico en plena pandemia, Aileen Camacho, comentó lo siguiente acerca del proceso que tuvieron que enfrentar.
“Después del diagnóstico, enseguida lo hospitalizaron durante un año, luego la doctora como se recuperó rápido lo dejaba ir a la casa una semana sí una no, él debía estar hospitalizado porque recibía punciones lumbares, semanalmente, y yo pienso que fueron las ganas de él, de siempre querer volver a las canchas, su actitud, su fe y perseverancia que pudo superar los tratamientos y recuperó sus valores. Luego de eso él paso por un proceso de quimioterapia y otros medicamentos por tres años consecutivos, hace un año le suspendieron las quimios y gracias a Dios su medula reaccionó”, detalló Camacho.
Para finalizar ambos compartieron mensajes de aliento para las personas que padecen alguna enfermedad y necesitan apoyo en los momentos difíciles, en especial a los jóvenes que como José Ángel están llenos de sueños por cumplir:
“La perseverancia, yo siento que como mencionó mi mama, gracias a Dios yo salí de ese proceso rápido por mi actitud y mis ganas de vivir y seguir jugando futbol, siento que eso fue lo principal, tener una buena actitud y no rendirse nunca, pensar en cosas buenas y pensar en el momento, sí uno lo sigue intentando se pueden lograr las cosas”, concluyó Amaya.
Mientras que su madre compartió lo siguiente:
“El mensaje que yo quiero dejar es que las personas sepan que, ante cualquier condición, cualquier diagnostico no lo asocien con lo peor, no lo asocien con la muerte, no importa las experiencias que hayan tenido otras personas, porque no todos los cuerpos son iguales, los sentimientos son distintos, tiene mucho que ver las ganas de vivir y el apoyo de los familiares, y todo depende de lo que Dios quiera para nosotros”, finalizó.
